Especial 20 Aniversario

Patatas a la riojana con un giro: el sencillo gesto que multiplica por diez el sabor del chorizo

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El secreto para unas patatas a la riojana memorables, de esas que te transportan directamente a una merendera en mitad de La Rioja Alavesa o a una casa de comidas de Logroño, reside a menudo en los detalles más insospechados de la cocina tradicional. No basta con tener buena materia prima, que por supuesto es fundamental, sino que la técnica, ese saber hacer transmitido de generación en generación, marca la diferencia abismal entre un plato correcto y uno sublime. La aparente sencillez de un guiso humilde esconde a menudo gestos maestros que elevan la experiencia gastronómica a cotas inesperadas.

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La magia de la gastronomía popular radica precisamente en esa capacidad de transformar ingredientes básicos en manjares. La patatas a la riojana, con su base de patata, chorizo y pimentón, es el ejemplo perfecto de cómo unos pocos elementos bien tratados pueden crear un plato contundente, reconfortante y lleno de sabor. Sin embargo, incluso en las recetas más asentadas, siempre hay espacio para pequeños ajustes que, aunque parezcan nimios a primera vista, desencadenan una explosión de matices en el paladar, abriendo un nuevo universo de posibilidades gustativas.

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LA GRASA MÁGICA: EL ORO ROJO DE LA COCCIÓN

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La grasa del chorizo, a menudo vista como un simple subproducto de la cocción, se convierte con este método en un vehículo de sabor de primer orden. Al sofreír el chorizo al inicio, no solo se extrae su grasa, sino que esta se enriquece con todos los compuestos aromáticos y sápidos del embutido y su pimentón. Esta grasa infusionada es oro líquido para cualquier guiso, una base cargada de sabor umami que potenciará cada ingrediente que se cocine en ella. Es un concepto simple, pero el aprovechamiento consciente de esta grasa transformada es lo que diferencia una buena receta de unas patatas a la riojana excepcionales.

Usar este aceite ya aromatizado como base para pochar la cebolla y el pimiento es un paso fundamental que marca la diferencia. Las verduras absorben inmediatamente esos matices intensos del chorizo y el pimentón, integrándolos en su propia estructura y creando una capa de sabor inicial mucho más profunda y compleja que si se empezara con aceite neutro. El sabor de las patatas a la riojana se construye capa a capa, y esta primera capa, enriquecida con la esencia del chorizo, es fundamental.

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