Este 2025, miles de conductores en España verán restringida su movilidad por las nuevas Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), una medida que ha sido impulsadas por la DGT y exigidas por la normativa climática europea. La entrada en vigor de estas zonas en decenas de ciudades implica el veto progresivo a vehículos considerados contaminantes, afectando sobre todo a quienes poseen coches con etiquetas B o sin distintivo ambiental.
Lo que comenzó como una medida puntual en algunas capitales se ha convertido ya en una realidad que marcará el día a día de gran parte del parque móvil español. La medida no solo impactará a los conductores particulares con vehículos antiguos, sino también a autónomos, repartidores, pequeños negocios y familias que dependen del coche para su rutina diaria.
Muchos de estos conductores se enfrentan ahora a la necesidad de renovar su vehículo en un contexto económico complicado (y esta tal vez es la peor parte), sin ayudas suficientes ni alternativas de transporte realistas en todos los municipios afectados. El alcance de este veto es mayor de lo que muchos imaginaban, y amenaza con profundizar las desigualdades entre quienes pueden adaptarse y quienes no.
La lista de coches que no podrán circular libremente en 2026

El Gobierno y la Dirección General de Tráfico (DGT) han establecido como prioridad la implementación de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en los principales núcleos urbanos de España, lo que conllevará restricciones severas para miles de conductores. Según las estimaciones, hasta el 87% de los vehículos vendidos en 2025, tanto nuevos como de segunda mano, no contarán con los distintivos ambientales necesarios para circular por estas zonas a partir de 2026.
Esto se debe a que la mayoría de estos coches pertenecen a gamas que no alcanzan los estándares de emisiones exigidos por la normativa medioambiental. En concreto, apenas el 13% del total de coches que se vendan podrán circular sin restricciones por las ZBE. Solo un pequeño porcentaje cuenta con etiquetas ECO o Cero Emisiones, mientras que la inmensa mayoría siguen siendo vehículos con distintivos B o C, o incluso sin etiqueta.
Esta situación refleja un grave problema; la falta de oferta asequible de vehículos menos contaminantes, especialmente en el mercado de segunda mano (y esto se debe básicamente a que estamos hablando de coches relativamente nuevos), lo que limita las opciones para muchos conductores y acelera su exclusión del tráfico urbano.
Las nuevas ciudades con restricciones de circulación

Ciudades como Madrid, Getafe y Estepona ya han comenzado a aplicar restricciones estrictas en sus Zonas de Bajas Emisiones, vetando el acceso incluso a vehículos con etiqueta B. Esta tendencia se está extendiendo rápidamente; en los próximos meses se sumarán Palma de Mallorca, San Sebastián, Reus, Santander, Valladolid, Las Palmas, Huelva y Málaga.
Todas estas localidades están obligadas por ley a implementar ZBE debido a su tamaño poblacional y niveles de contaminación, y podrían endurecer aún más las medidas. Además, algunas comunidades autónomas, como Cataluña, están adoptando planes aún más estrictos de control de emisiones. El Plan de Calidad del Aire establece nuevas limitaciones para vehículos contaminantes e impulsa la renovación del parque móvil.
La realidad es que, sin un distintivo ambiental adecuado, los coches no podrán acceder a estas zonas, lo que supondrá un importante cambio en la movilidad urbana y una presión creciente sobre los propietarios de vehículos más antiguos.
El futuro incierto de los coches con etiqueta B

Los vehículos con etiqueta B, introducida en 2016, han pasado en pocos años de ser considerados «aceptables» a ser potencialmente excluidos de gran parte del territorio urbano. Estos coches (gasolina matriculados desde 2001 y diésel desde 2006) no alcanzan los niveles de eficiencia exigidos por las nuevas políticas climáticas.
Aunque todavía pueden circular libremente en muchas ciudades, su situación está cambiando rápidamente, ya que los ayuntamientos tienen plena autoridad para restringir su acceso según sus propios criterios. Cada vez más ciudades anuncian fechas para limitar o prohibir su circulación en las ZBE. Bilbao, por ejemplo, comenzará a aplicar restricciones a los vehículos con etiqueta B a partir del 15 de junio de 2025 en horario laboral.
En San Sebastián, la prohibición total comenzará en enero de 2028, y Barcelona (la ciudad más restrictiva) eliminará progresivamente estos coches de sus calles a partir de 2026. El mensaje es claro; la etiqueta B está dejando de ser una garantía de movilidad, y quienes posean estos vehículos deberán adaptarse o enfrentarse a importantes limitaciones.
Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en España

La implantación de las Zonas de Bajas Emisiones es uno de los pilares de la Ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética y que además forma parte de un lineamiento de la Unión Europea. Esta normativa obliga a todos los municipios de más de 50.000 habitantes a definir áreas restringidas al tráfico más contaminante.
Aunque la implementación ha sido desigual, la presión legal y el riesgo de sanciones han empujado a los ayuntamientos a acelerar el proceso, y ya son muchas las ciudades con ZBE activas o en fase de diseño. En la mayoría de estos núcleos urbanos, los vehículos sin distintivo ambiental ya están totalmente prohibidos. El siguiente paso, que ya se está produciendo, es la exclusión de los coches con etiqueta B.
El problema es que estos representan una gran parte del parque móvil español, y su eliminación forzosa plantea desafíos tanto económicos como logísticos para millones de conductores. La evolución hacia una movilidad más limpia es irreversible, pero el coste social puede ser alto si no se acompaña de medidas de apoyo efectivas.