Cuando el calor se instala y el cuerpo empieza a pedir frescura, hay una fruta que nunca falla: la sandía. Refrescante, ligera y cargada de agua, se ha convertido en un símbolo del verano español. En ese contexto, Mercadona no pierde el paso y renueva, año tras año, su compromiso con esta fruta de temporada, apostando por variedades nacionales que llegan al consumidor en su punto exacto de sabor y maduración.
La presencia de la sandía en las estanterías de Mercadona no es casual ni improvisada. Detrás de cada pieza hay una red de proveedores locales, una logística pulida y una apuesta clara por el producto de cercanía. En este artículo, te contaremos cómo la cadena valenciana ha hecho de la sandía no solo un éxito de ventas, sino también un reflejo de su modelo de abastecimiento basado en calidad, frescura y compromiso con el campo español.
1Una fruta que es agua, salud y tradición

La sandía no es solo una fruta refrescante; es una pequeña bomba de beneficios que, además de ayudar a mantenernos hidratados gracias a su altísimo contenido en agua (más del 90%), aporta antioxidantes como el licopeno, vitaminas como la C y la A, y minerales fundamentales como el potasio.
Su consumo está profundamente arraigado en la cultura alimentaria de los meses cálidos. No hay verano sin sandía sobre la mesa, y eso Mercadona lo sabe muy bien. Por eso, año tras año refuerza su apuesta por un surtido estable, accesible y fresco, con una estrategia muy clara: priorizar el producto de cercanía.
En la actualidad, y al menos desde la temporada pasada, Mercadona ofrece sandía nacional en todos sus establecimientos, tanto en formato entero como cortado. De esta forma, logra adaptarse a los distintos hábitos de consumo sin perder calidad ni frescura.