Especial 20 Aniversario

Es posible mantener una dieta saludable en verano sin caer en las tentaciones del calor

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El verano transforma rutinas, modifica hábitos y altera nuestros ritmos más profundos, incluyendo los del apetito. Con el aumento del tiempo de ocio y las vacaciones, muchas personas tienden a relajar sus cuidados y caen en costumbres que, a la larga, perjudican su salud. Lo cierto es que el calor no solo cambia lo que queremos comer, sino también lo que necesitamos. Y ahí es donde entra en juego una buena dieta.

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La inapetencia, la necesidad de hidratación constante y el descenso de las necesidades calóricas hacen que esta estación exija una alimentación específica. Pero no hablamos de prohibiciones ni de restricciones estrictas, sino de conocer lo que el cuerpo realmente necesita para funcionar bien, sin sumar kilos de más ni sentirse pesado o fatigado. A continuación, repasaremos todo lo que deberías saber para mantener una dieta adecuada este verano, y cómo lograrlo de forma práctica y placentera.

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Menos calorías, más calidad: lo que pide el cuerpo en verano

Dietas extremas a base de frutas: el riesgo de querer resultados exprés
Fuente: Agencias

Uno de los errores más frecuentes al pensar en una dieta de verano es suponer que se trata de comer poco. Pero reducir la ingesta sin prestar atención a la calidad de los alimentos puede tener un efecto rebote o simplemente generar fatiga, debilidad o deshidratación. No se trata de comer menos, sino de comer mejor.

La clave está en adaptar el menú a las nuevas condiciones del clima. En lugar de optar por platos pesados o muy elaborados, conviene elegir comidas frescas, con alto contenido de agua, fáciles de digerir y que proporcionen una saciedad real. Las frutas como la sandía, el melón y las cerezas son ideales para media mañana o la merienda, mientras que verduras como el tomate, el pepino o el calabacín se convierten en las estrellas de cualquier plato principal.

También hay que prestar atención al equilibrio de macronutrientes. En palabras de López-Iranzu, “una buena dieta de verano debe combinar vegetales, proteínas magras y grasas saludables”. Es decir, ensaladas que no sean solo lechuga: que incluyan huevo, legumbres, aguacate, pescado o frutos secos. Porque comer sano no es sinónimo de pasar hambre, sino de elegir lo que realmente nos alimenta sin agobiar al sistema digestivo.

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