Con la llegada del verano, muchos ajustan su rutina en busca de una vida más sana. Cambian las comidas calientes por platos fríos, se reduce el consumo de carnes pesadas y, en medio de esta transformación, surgen ciertas dudas que se repiten cada año. Una de ellas, quizás la más extendida, tiene que ver con la fruta: ¿es saludable cenarla? ¿Engorda? ¿Puede alterar el sueño?
A pesar de que esta idea ha calado hondo, varios expertos en nutrición se han encargado de desmentirla. Todo lo contrario: consumida de forma adecuada, la fruta puede ser una aliada clave para cerrar el día de forma ligera, placentera y saludable. La clave está en cómo, cuándo y con qué se la combina dentro de una alimentación equilibrada.
2El error de los zumos y smoothies: por qué no es lo mismo que fruta entera

Uno de los grandes malentendidos actuales en torno a la fruta y la alimentación saludable tiene que ver con los formatos. ¿Es lo mismo una manzana que un zumo natural? ¿Un smoothie que una ensalada de frutas? Ulla Hoehn, nutricionista de la clínica Buchinger Wilhelmi, fue muy clara: no es igual.
“El valor calórico de la fruta no cambia si se toma en el desayuno, en el postre o en la cena”, señaló. Sin embargo, aclaró que cuando se presenta en forma líquida —como zumos o batidos— se corre el riesgo de consumir varias piezas en pocos minutos sin notarlo.
Además, al licuarla, la fruta pierde gran parte de su fibra, lo que la convierte en un alimento menos saciante y con un impacto glucémico mayor. Por eso, si bien un zumo ocasional no es negativo, no debe sustituir a la fruta entera, especialmente en planes de alimentación destinados al control de peso o de la glucosa.