Con la llegada del verano, muchos ajustan su rutina en busca de una vida más sana. Cambian las comidas calientes por platos fríos, se reduce el consumo de carnes pesadas y, en medio de esta transformación, surgen ciertas dudas que se repiten cada año. Una de ellas, quizás la más extendida, tiene que ver con la fruta: ¿es saludable cenarla? ¿Engorda? ¿Puede alterar el sueño?
A pesar de que esta idea ha calado hondo, varios expertos en nutrición se han encargado de desmentirla. Todo lo contrario: consumida de forma adecuada, la fruta puede ser una aliada clave para cerrar el día de forma ligera, placentera y saludable. La clave está en cómo, cuándo y con qué se la combina dentro de una alimentación equilibrada.
1Cenar fruta: lo que dice la ciencia y por qué no deberías tenerle miedo

Marta Marcè, nutricionista y divulgadora, fue tajante al hablar sobre este tema: “¡Para nada! El de no cenar fruta es un mito muy extendido, pero sin base científica”. Según explicó, no solo no está contraindicado, sino que incluso puede resultar beneficioso cenarla si se hace con criterio.
La experta explica que consumir fruta al final del día podría mejorar la respuesta glucémica, ya que los azúcares naturales que contiene se absorben de forma más lenta cuando previamente se ha ingerido fibra, proteínas o grasas. De este modo, el cuerpo regula mejor el azúcar en sangre, y no se produce ese “pico” temido por muchos.