Netflix lo ha vuelto a hacer. Dos de sus apuestas más recientes, The Residence y Pulse, han sido canceladas tras una única temporada, pese a haber acumulado millones de visualizaciones. El gigante del streaming, conocido tanto por su capacidad de producción como por su frialdad a la hora de cortar cabezas, sigue aplicando su filosofía de “funcionas o desapareces”.
Lo más sorprendente del caso es que ninguna de las dos series puede considerarse un fracaso rotundo en términos de audiencia. The Residence, producida por Shonda Rhimes, debutó con más de seis millones de espectadores y estuvo en el Top 10 durante cuatro semanas. Su mezcla de comedia, intriga y crónica palaciega en la Casa Blanca parecía tener potencial, pero no logró generar el «boca a boca» que Netflix exige a sus grandes apuestas.
Por su parte, Pulse, un drama médico protagonizado por Willa Fitzgerald y Colin Woodell, acumuló más de 20 millones de visionados y también estuvo varias semanas entre las más vistas. Pero llegó en mal momento: la competencia con Brilliant Minds y The Pitt dejó a Pulse sin el foco necesario. A esto se sumó una narrativa arriesgada con tramas románticas intensas y una polémica acusación de acoso laboral que dividió a los espectadores.
El problema no parece estar en la calidad técnica ni en el reparto (Uzo Aduba, tres veces ganadora del Emmy, encabezaba The Residence), sino en la dificultad para destacar en un océano saturado de contenido. En el caso de The Residence, la crítica la tildó de “sucedáneo” de Solo asesinatos en el edificio, con un tono superficial y excesivo. Pulse, por su parte, fue percibida como un retorno a los dramas médicos más intensos y “tóxicos”, lo que no convenció a una audiencia que cada vez busca relatos más definidos o innovadores.
Como si fuera poco, Fachadas, otra producción reciente, ha quedado en un estado incierto. Se trata de una serie de antología creada por Liz Feldman (Dead To Me) que planeaba emular el modelo de The White Lotus. Aunque tuvo un elenco de lujo (Lisa Kudrow, Ray Romano, Linda Cardellini), solo logró 16,6 millones de visionados y ahora está congelada sin cancelación oficial, pero sin planes de futuro.
En un contraste brutal, Netflix celebra el éxito de El Juego del Calamar y su tercera temporada. El estreno, lanzado el pasado 27 de junio, logró más de 60 millones de visualizaciones en solo tres días, estableciendo un nuevo récord. Su popularidad ha impulsado incluso la versión de videojuego El Juego del Calamar: Frenesí, que se encuentra en el Top 5 de apps más descargadas actualmente y que no requiere suscripción a Netflix.
Netflix parece tener claro que lo que no es un éxito inmediato, no merece segunda oportunidad. Esta dinámica, sin embargo, deja a los espectadores con la amarga sensación de que engancharse a una serie nueva puede ser una apuesta emocional arriesgada. La guillotina de la plataforma sigue bajando sin aviso, y mientras algunos títulos arrasan, otros desaparecen sin tiempo siquiera para decir adiós.
Netflix lo vuelve a hacer: cancelaciones fulminantes tras una sola temporada

Netflix ha tomado una vez más una polémica decisión al cancelar dos de sus series más recientes, The Residence y Pulse, después de solo una temporada. Aunque ambas producciones cosecharon cifras respetables de audiencia, no lograron superar el implacable listón que la plataforma impone para renovar sus títulos originales.
La noticia ha dejado a muchos fans con la sensación de que su tiempo y emoción han sido desperdiciados, mientras los creadores asumen con resignación la volatilidad del modelo actual y que decir, si apenas han dado explicaciones sobre el retiro inmediato además. La cancelación no es nueva en la estrategia de Netflix, pero sí resulta especialmente chocante cuando las series afectadas contaban con nombres reconocidos y presupuestos ambiciosos. Sin embargo, la falta de conversación sostenida y competencia feroz en el calendario de estrenos les ha pasado factura.
The Residence: altas expectativas, corta vida

The Residence llegó a la plataforma con una fuerte campaña promocional, lo que hizo pensar que se convertiría en un nuevo éxito al estilo de Los Bridgerton (uno de los más grandes éxitos de la plataforma a lo largo de su historia). La serie, ambientada en una Casa Blanca ficticia y con un asesinato misterioso como eje central, apuntaba al nicho de comedias de crimen tipo Solo asesinatos en el edificio. Sin embargo, ni la producción de alto nivel ni la actuación de Uzo Aduba bastaron para mantener el interés.
Aunque sumó 22,9 millones de visualizaciones y se mantuvo varias semanas en el Top 10, no logró convertirse en conversación viral ni en fenómeno cultural. Críticas que la calificaban de «infantiloide» o «superficial» afectaron su imagen, y la sombra de otras series más exitosas como Adolescencia terminó por eclipsarla (no hay puntos de comparación, ambas series tocan temas realmente diferentes). Su cancelación demuestra que hoy en día, incluso los productos con pedigree necesitan un golpe de suerte o una comunidad fan muy activa para sobrevivir.
Pulse: buen arranque, caída abrupta

La historia de Pulse es otra prueba de lo complicado que resulta destacar en el saturado panorama del streaming. Con más de 20 millones de visualizaciones y presencia continua en los rankings durante su primer mes, la serie tenía potencial. Aun así, su estreno coincidió con otros dramas médicos como The Pitt y Brilliant Minds, lo que provocó un solapamiento temático que dejó a Pulse en desventaja y las consecuencias las vive hoy en día.
Además, su enfoque más atrevido (con tramas que rozaban lo políticamente incómodo, como una denuncia por acoso sexual de dudosa veracidad) puede haber resultado excesivamente arriesgado para una audiencia que busca mensajes más claros. La combinación de una narrativa intensa con personajes moralmente ambiguos resultó ser un arma de doble filo: atrajo a un nicho de seguidores fieles, pero no consiguió capturar al gran público que Netflix exige para renovar.
Fachadas: en el limbo, ¿olvidada o con esperanza?

El caso de Fachadas es distinto; no ha sido cancelada oficialmente, pero tampoco hay planes firmes para su continuación (lo que de momento nos hace inferir que podría ser cancelada). Esta comedia de antología, creada por Liz Feldman, se ideó al estilo de The White Lotus, con temporadas independientes unidas por un hilo temático y algún personaje recurrente. Aunque su elenco incluía nombres como Lisa Kudrow o Ray Romano, y su premisa resultaba prometedora, la serie pasó desapercibida tras su estreno en diciembre.
Con solo 16,6 millones de visualizaciones, Fachadas no logró destacarse en un mes cargado de contenido y estrenos potentes. A pesar de todo, su formato flexible podría jugar a su favor en el futuro; Netflix no descarta retomarla si encuentra el momento adecuado o un nuevo enfoque que la impulse. Hasta entonces, sus seguidores deberán conformarse con una única temporada, como tantas otras que han caído en el limbo del catálogo.