Considerada la festividad más antigua de Sevilla, el origen de esta celebración se remonta al siglo XIII, cuando el rey Alfonso X el Sabio, prometió levantar un templo en honor a Santa Ana si sanaba, ya que padecía de una enfermedad ocular. Esta promesa finalmente se cumplió en 1266, y desde entonces, la devoción hacia la patrona del arrabal trianero se ha mantenido, transformándose con el tiempo en una fiesta que mezcla fe, cultura popular y tradición.
Esta celebración es una muestra viva del alma de un barrio que respira a través de su historia, arte y pasión por sus raíces. Cada verano, durante una semana, las calles, el río y los habitantes de Sevilla danzan al ritmo de una tradición que comenzó hace más de 750 años y que, gracias al compromiso de los trianeros, se ha mantenido vigente.
1Una celebración en Sevilla con casi ocho siglos de historia

Durante siglos, la Velá fue una vigilia religiosa en la noche del 25 al 26 de julio, víspera del día de Santa Ana. Vecinos del barrio y de varios puntos de Sevilla y alrededores se acercaban a la parroquia para rendir tributo y devoción a la virgen. Con el paso del tiempo, este acto religioso se convirtió en una celebración cada vez más participativa y con actividades como: cantes y bailes en las calles, especialmente en las puertas de algunas viviendas del entorno de la iglesia y junto al río Guadalquivir.
La Velá, además de realizarse en el templo y sus alrededores, también se trasladaba al río como su principal escenario. A lo largo de los siglos, el Guadalquivir se ha convertido en el verdadero corazón de la fiesta de la Velá de Triana, albergando actividades populares que marcan el ritmo del verano sevillano y fortalecían la identidad de los trianeros.