El verano ya se siente con fuerza en España. Las lluvias y el frío quedaron atrás y, con ellos, se terminó el alivio en el termómetro. Las altas temperaturas no solo transforman nuestras rutinas, sino que también suponen una amenaza real para quienes muchas veces olvidamos: nuestras mascotas. Perros y gatos, especialmente los primeros, sufren el calor de forma más intensa que los humanos, y el riesgo puede ser mortal si no se actúa a tiempo.
Mientras en ciudades como Córdoba, Sevilla o Madrid el calor no para de subir, los veterinarios encienden las alarmas: los golpes de calor en animales no son una exageración, sino una emergencia silenciosa que se agrava cada verano. Saber cómo actuar y, sobre todo, cómo prevenir, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de nuestra mascota.
5Una responsabilidad compartida: el calor extremo y el futuro de nuestras mascotas

El cambio climático ha llegado para quedarse. Los veranos cada vez son más largos, más secos y más extremos. Esta realidad no solo cambia nuestra forma de vestir o de planificar vacaciones. También modifica la manera en la que debemos cuidar a quienes dependen de nosotros: nuestras mascotas.
Ser tutor de un perro, un gato o cualquier otro animal de compañía implica más que alimentar o acariciar. Supone observar, entender y actuar a tiempo. Implica adaptar nuestro estilo de vida a sus necesidades, sobre todo en condiciones tan adversas como una ola de calor.