El verano ya se siente con fuerza en España. Las lluvias y el frío quedaron atrás y, con ellos, se terminó el alivio en el termómetro. Las altas temperaturas no solo transforman nuestras rutinas, sino que también suponen una amenaza real para quienes muchas veces olvidamos: nuestras mascotas. Perros y gatos, especialmente los primeros, sufren el calor de forma más intensa que los humanos, y el riesgo puede ser mortal si no se actúa a tiempo.
Mientras en ciudades como Córdoba, Sevilla o Madrid el calor no para de subir, los veterinarios encienden las alarmas: los golpes de calor en animales no son una exageración, sino una emergencia silenciosa que se agrava cada verano. Saber cómo actuar y, sobre todo, cómo prevenir, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de nuestra mascota.
3Detectar el golpe de calor: señales de alerta que no se deben ignorar

Un golpe de calor en una mascota no siempre se presenta con dramatismo. A veces comienza con signos sutiles que, si se ignoran, escalan con rapidez. Estar atentos a estos primeros síntomas puede salvar la vida del animal:
- Jadeo excesivo, rápido e irregular.
- Encías de color rojo oscuro, o en casos graves, muy pálidas.
- Vómitos y/o diarrea repentina.
- Decaimiento, tambaleo o debilidad muscular.
- Pérdida de conciencia o confusión.
- Temblores, convulsiones o mirada perdida.
En cualquiera de estos casos, lo importante es actuar rápido. Llevar a la mascota a un lugar fresco, mojarla con agua (pero nunca helada), ofrecerle pequeñas cantidades de agua potable y contactar inmediatamente con un veterinario. Un golpe de calor no se resuelve en casa: requiere atención médica urgente.