Durante el verano, los horarios cambian, los días se alargan y la rutina da paso al disfrute. En ese contexto, no es raro que los hábitos alimentarios de los más pequeños se alteren. Sin embargo, mantener una alimentación saludable no solo es posible, sino que puede convertirse en un verdadero momento de conexión familiar. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene algunas claves que pueden marcar la diferencia.
De acuerdo a lo informado por la OCU, aprovechando que pasamos más tiempo en familia, este puede ser el momento ideal para fomentar costumbres alimentarias más equilibradas. Solo hace falta un poco de organización, muchas frutas frescas y algunos trucos sencillos, pero efectivos, para que los niños se alimenten mejor sin que eso suponga una batalla diaria.
5Conclusión: pequeños cambios, grandes resultados

Con un poco de planificación y voluntad, el verano puede convertirse en una etapa ideal para reforzar hábitos saludables en la alimentación infantil. Lejos del estrés del curso escolar y con más momentos compartidos, las familias tienen la posibilidad de cocinar juntas, descubrir nuevos sabores y crear rutinas alimentarias más equilibradas.
La OCU lo deja claro: no se trata de imponer ni de hacer dieta, sino de enseñar con el ejemplo, ofrecer opciones saludables y disfrutar del proceso. Frutas de temporada, comidas frescas, participación activa y mucho amor en la cocina pueden ser los ingredientes clave para cuidar la salud de los niños sin resignar el disfrute del verano.