Durante el verano, los horarios cambian, los días se alargan y la rutina da paso al disfrute. En ese contexto, no es raro que los hábitos alimentarios de los más pequeños se alteren. Sin embargo, mantener una alimentación saludable no solo es posible, sino que puede convertirse en un verdadero momento de conexión familiar. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene algunas claves que pueden marcar la diferencia.
De acuerdo a lo informado por la OCU, aprovechando que pasamos más tiempo en familia, este puede ser el momento ideal para fomentar costumbres alimentarias más equilibradas. Solo hace falta un poco de organización, muchas frutas frescas y algunos trucos sencillos, pero efectivos, para que los niños se alimenten mejor sin que eso suponga una batalla diaria.
4OCU: pequeñas porciones, varias veces al día

Durante los días calurosos, es normal que los niños tengan menos apetito. En este contexto, forzarlos a comer puede ser contraproducente. Según la OCU, lo más aconsejable es ofrecer comidas ligeras y frecuentes a lo largo del día. Esto permite mantener una buena nutrición sin presionar al niño ni caer en el consumo de productos poco saludables.
La propuesta es simple: cinco comidas diarias, pequeñas y equilibradas. Un desayuno con fruta, pan integral y lácteos; un almuerzo con vegetales y proteínas magras; una merienda con yogur o fruta troceada; y una cena ligera con verduras cocidas o crema fría. Entre comidas, se pueden ofrecer snacks saludables como frutos secos (para mayores de tres años), bastoncitos de zanahoria o hummus casero.
Además, la OCU insiste en diversificar los menús. Las clásicas barbacoas del verano no tienen por qué ser sinónimo de embutidos y carnes procesadas. También se pueden asar pescados azules, mariscos, vegetales e incluso frutas como piña o melocotón. Estas opciones no solo son más saludables, sino que enriquecen el paladar de los más pequeños.