Durante el verano, los horarios cambian, los días se alargan y la rutina da paso al disfrute. En ese contexto, no es raro que los hábitos alimentarios de los más pequeños se alteren. Sin embargo, mantener una alimentación saludable no solo es posible, sino que puede convertirse en un verdadero momento de conexión familiar. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene algunas claves que pueden marcar la diferencia.
De acuerdo a lo informado por la OCU, aprovechando que pasamos más tiempo en familia, este puede ser el momento ideal para fomentar costumbres alimentarias más equilibradas. Solo hace falta un poco de organización, muchas frutas frescas y algunos trucos sencillos, pero efectivos, para que los niños se alimenten mejor sin que eso suponga una batalla diaria.
2Frutas y verduras: protagonistas de la mesa en verano

Uno de los pilares de cualquier dieta saludable es el consumo regular de frutas y verduras, y el verano es una estación ideal para ello. La OCU resalta que la variedad de frutas frescas de temporada permite mantener una dieta equilibrada sin mayores esfuerzos. Desde melones y sandías hasta cerezas, melocotones y albaricoques: todas son opciones que encantan a los niños y que además los mantienen hidratados.
¿Y cómo hacer que elijan una fruta antes que un helado industrial? La respuesta está en la presentación y en la participación. La OCU recomienda servir las frutas cortadas de forma divertida, en palitos o brochetas, combinando colores y formas. Incluso se pueden preparar polos caseros con yogur natural y frutas trituradas. El objetivo es que las opciones saludables resulten igual de atractivas que las ultraprocesadas.
En cuanto a las verduras, incluirlas en platos frescos como ensaladas, pasteles fríos, cremas frías o salteados rápidos puede facilitar su aceptación. Involucrar a los niños en la elección del aliño o dejar que monten su propia ensalada suele dar muy buenos resultados, según indican desde la OCU.