Las redes sociales se han convertido en un escenario habitual en la vida de los adolescentes. Lo que comenzó como un espacio de entretenimiento, se ha transformado en una fuente constante de tendencias, desafíos y, en muchos casos, modelos de comportamiento. Pero no todo lo que se comparte es inofensivo. Algunos contenidos, como las dietas y retos, pueden poner en riesgo la salud física y emocional de quienes los imitan.
Una de las tendencias más preocupantes de los últimos meses es la llamada “dieta Disney”, un reto viral que ya ha generado alarma entre pediatras, nutricionistas y psiquiatras. El fenómeno, aparentemente ingenuo, invita a las jóvenes a imitar el patrón alimenticio de una princesa diferente cada día. Pero detrás del juego, se esconde una dinámica peligrosa que ha derivado en trastornos alimentarios graves en miles de adolescentes.
4Redes sociales: el nuevo espejo donde se construyen las inseguridades

El auge de esta dieta no puede entenderse sin analizar el rol que juegan las redes sociales en la vida de los adolescentes. Hoy, muchas de las decisiones que antes se tomaban en el entorno familiar o escolar están marcadas por lo que se ve, se comenta y se viraliza en internet.
Los «likes», los filtros, los cuerpos idealizados y las comparaciones constantes han convertido a plataformas como TikTok o Instagram en fuentes de presión permanente. En este contexto, los retos virales actúan como un termómetro de aceptación social. Participar en ellos no solo brinda visibilidad, sino también una sensación —aunque efímera— de pertenencia y validación.
En ese escenario, la «dieta Disney» aparece como una puerta de entrada a conductas más peligrosas. Las adolescentes que la prueban no siempre buscan adelgazar. Muchas veces quieren imitar, encajar, gustar. Pero esa búsqueda, impulsada por algoritmos y filtros, termina transformándose en una relación disfuncional con la comida y con su imagen corporal.