Las redes sociales se han convertido en un escenario habitual en la vida de los adolescentes. Lo que comenzó como un espacio de entretenimiento, se ha transformado en una fuente constante de tendencias, desafíos y, en muchos casos, modelos de comportamiento. Pero no todo lo que se comparte es inofensivo. Algunos contenidos, como las dietas y retos, pueden poner en riesgo la salud física y emocional de quienes los imitan.
Una de las tendencias más preocupantes de los últimos meses es la llamada “dieta Disney”, un reto viral que ya ha generado alarma entre pediatras, nutricionistas y psiquiatras. El fenómeno, aparentemente ingenuo, invita a las jóvenes a imitar el patrón alimenticio de una princesa diferente cada día. Pero detrás del juego, se esconde una dinámica peligrosa que ha derivado en trastornos alimentarios graves en miles de adolescentes.
2Una epidemia silenciosa: los trastornos alimentarios crecen entre adolescentes

Lo que más inquieta a los expertos no es solo la difusión del reto, sino su impacto real. Según datos del sistema sanitario público aragonés, se estima que alrededor de 8.000 adolescentes padecen actualmente algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Y los números siguen creciendo. Entre 2019 y 2021, los casos se duplicaron. Y, entre 2022 y parte de 2023, aumentaron un 32 % más.
Estos trastornos —que incluyen anorexia, bulimia y trastorno por atracón, entre otros— son patologías graves, complejas y multifactoriales. No se trata de una moda ni de una simple etapa. Implican un deterioro profundo en la relación con el cuerpo y con la comida, y requieren tratamiento especializado.
En el caso de la “dieta Disney”, la gravedad reside en que su forma lúdica y aparentemente inofensiva oculta una restricción calórica extrema, que puede desencadenar no solo efectos físicos inmediatos (desmayos, hipoglucemia, deshidratación), sino también problemas psicológicos a largo plazo, como la ansiedad, la depresión o la baja autoestima.