Hay ingredientes que, sin hacer demasiado ruido, se han convertido en pilares fundamentales de nuestra alimentación diaria. Tal es el caso del aceite de oliva y el vinagre de manzana. Ambos están presentes en la mayoría de nuestras cocinas y, aunque suelen compartir protagonismo en ensaladas y otras recetas, sus efectos en el cuerpo humano no son exactamente los mismos.
Durante los últimos años, diversos estudios científicos han analizado sus propiedades nutricionales con un enfoque comparativo. A partir de esa investigación, se han desprendido conclusiones interesantes que vale la pena conocer antes de decidir cuál de los dos se adapta mejor a nuestras necesidades. En este artículo te contaremos que diferencias nutricionales hay entre el aceite de oliva y el vinagre de manzana.
5¿Cuál elegir según tus necesidades?

A la hora de decidir entre aceite de oliva y vinagre de manzana, conviene tener en cuenta el propósito. Si se busca un alimento con efectos probados, respaldado por años de estudios científicos y con un impacto positivo en la salud cardiovascular, el aceite de oliva —especialmente el extra virgen— es la mejor elección.
Por el contrario, si lo que se busca es complementar la alimentación con un toque ácido, aromático y con cierto potencial para mejorar la digestión o modular el azúcar en sangre (aunque aún en estudio), el vinagre de manzana puede ser una opción válida. Eso sí, con mesura.
Lo ideal es no verlos como competidores, sino como aliados que pueden convivir en la cocina, cada uno aportando lo suyo. Mientras el aceite de oliva puede formar parte de una comida caliente o un salteado, el vinagre de manzana tiene su lugar en aderezos fríos, marinadas o incluso como parte de una bebida detox casera.
Y más allá del sabor, conviene priorizar la calidad: elegir un aceite de oliva virgen extra prensado en frío y un vinagre de manzana sin filtrar ni pasteurizar marca la diferencia. En ambos casos, cuanto más natural sea el producto, mayor será su aporte nutricional.