Hay ingredientes que, sin hacer demasiado ruido, se han convertido en pilares fundamentales de nuestra alimentación diaria. Tal es el caso del aceite de oliva y el vinagre de manzana. Ambos están presentes en la mayoría de nuestras cocinas y, aunque suelen compartir protagonismo en ensaladas y otras recetas, sus efectos en el cuerpo humano no son exactamente los mismos.
Durante los últimos años, diversos estudios científicos han analizado sus propiedades nutricionales con un enfoque comparativo. A partir de esa investigación, se han desprendido conclusiones interesantes que vale la pena conocer antes de decidir cuál de los dos se adapta mejor a nuestras necesidades. En este artículo te contaremos que diferencias nutricionales hay entre el aceite de oliva y el vinagre de manzana.
1Dos clásicos de la cocina con efectos muy distintos

Cuando hablamos de aceite de oliva, es difícil no pensar en su conexión con la dieta mediterránea y en esa cucharada dorada que realza cualquier plato, desde un simple tomate con sal hasta una preparación más elaborada. Pero lo que muchos no saben es que este ingrediente no solo mejora el sabor, sino que también ha sido ampliamente validado por la ciencia por su efecto protector sobre la salud cardiovascular.
La historia del vinagre de manzana, en cambio, es distinta. Su uso se remonta a remedios caseros y prácticas tradicionales, desde la limpieza del hogar hasta trucos para mejorar la digestión. Con el paso del tiempo, ganó fama como un supuesto aliado para adelgazar, regular la glucosa o incluso reforzar el sistema inmunológico. Sin embargo, gran parte de esas afirmaciones aún no cuentan con evidencia concluyente.
Mientras que el aceite de oliva tiene décadas de respaldo científico, el vinagre de manzana sigue envuelto en un halo de incertidumbre. Eso no significa que no tenga potencial, sino que los estudios hasta ahora han sido limitados y, en su mayoría, realizados sobre poblaciones pequeñas.