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La ruta del cachopo: te desvelamos los 3 pueblos de Asturias donde se come el más auténtico (y no es Oviedo)

La ruta del cachopo es una aventura culinaria que muchos emprenden al visitar Asturias, buscando ese sabor auténtico que la fama del plato ha extendido por toda España. Sin embargo, hay una creencia extendida, alimentada quizás por la comodidad o la popularidad, de que los mejores ejemplares se encuentran en Oviedo, la capital. Es un error comprensible, pero un error al fin y al cabo si lo que se busca es la verdadera esencia, la tradición que se cocina a fuego lento, ajena al bullicio turístico.

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La búsqueda de la autenticidad en la gastronomía a menudo lleva a los rincones menos evidentes, a los pueblos donde la receta ha pasado de generación en generación, donde el ritmo de vida permite dedicarle al cachopo el tiempo y el mimo que requiere. Es ahí, fuera del circuito más transitado, donde late el corazón de la cocina asturiana más genuina, un secreto a voces entre los locales que merece ser compartido con quienes realmente aprecian el buen comer y están dispuestos a explorar más allá de lo obvio para encontrar esos tesoros culinarios escondidos que marcan la diferencia.

DESCUBRIENDO EL SECRETO DEL AUTÉNTICO CACHOPO ASTURIANO

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Emprender la ruta del cachopo significa entender que este plato, en su máxima expresión, es más que filetes empanados; es un símbolo de la despensa asturiana, un compendio de sabores locales que varían sutilmente de una comarca a otra. La calidad de la carne, el tipo de queso que se funde en su interior y la frescura del jamón son pilares indiscutibles, pero la verdadera magia reside en el saber hacer de quienes llevan años perfeccionando la técnica. No es lo mismo un cachopo hecho al dictado de la moda que uno que honra una tradición familiar.

La distinción entre el cachopo industrializado o el pensado para el consumo masivo en zonas de gran afluencia y aquel que se prepara con devoción en cocinas más modestas pero con profundo arraigo local es abismal. En los pueblos que componen esta particular ruta del cachopo, la relación con el proveedor de carne o el productor de queso es directa y personal, lo que garantiza una materia prima de calidad insuperable y un respeto por el producto final que se traduce en un sabor incomparable. Aquí no hay atajos, solo pasión por la buena mesa.

GRADO: EL ‘CAMPO’ DONDE NACE LA LEYENDA

Cuando se habla de la ruta del cachopo fuera de los circuitos habituales, Grado, conocido como El Campo, emerge con fuerza propia. Este concejo tiene una reputación ganada a pulso por la calidad de su carne, procedente de ganaderías locales que pastan en entornos privilegiados. El cachopo aquí no es una moda pasajera, sino parte intrínseca de su identidad gastronómica, un plato que se sirve con orgullo en sus casas de comidas y restaurantes tradicionales. El ambiente de mercado y de pueblo auténtico contribuye a la experiencia.

La feria y los mercados de Grado, especialmente los domingos, son un termizmo de la vida rural asturiana y una muestra de la riqueza de sus productos, elementos que, sin duda, nutren la elaboración de cachopos excepcionales y dotan al plato de ese carácter genuino que tanto se valora. Visitar Grado para degustar un cachopo permite, además, sumergirse en un entorno menos urbanizado, más conectado con la tierra y las tradiciones que han dado origen a la grandeza culinaria de Asturias.

ASTURIAS VILLAVICIOSA: SIDRA Y CACHOPO, LA PAREJA PERFECTA

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Villaviciosa, capital de la sidra por excelencia en Asturias, ofrece una perspectiva distinta pero igualmente fascinante dentro de la ruta del cachopo. Si bien la sidra acapara gran parte del protagonismo, la gastronomía local, arraigada en la tradición y la calidad de sus productos, brinda el escenario ideal para disfrutar de un cachopo que maride a la perfección con un buen culín. La combinación de un cachopo jugoso y bien hecho con la acidez y frescura de la sidra natural es una experiencia que define la asturianía.

En los alrededores de Villaviciosa y en sus establecimientos, se pueden encontrar interpretaciones del cachopo que, si bien respetan la base clásica, a menudo incorporan quesos locales o embutidos de la zona que le confieren un toque particular y diferenciador. La influencia del mar, cercano a la villa, también se deja sentir en la calidad de algunos productos que, de forma indirecta, enriquecen la oferta culinaria y refuerzan la idea de que la autenticidad se encuentra fuera de los focos principales.

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CANGAS DE ONÍS: TRADICIÓN Y SABOR EN EL ORIENTE

Dirigiendo la mirada hacia el oriente asturiano, Cangas de Onís se presenta como otra parada imprescindible en la ruta del cachopo para quienes buscan la autenticidad lejos de Oviedo. Ubicado a las puertas de los Picos de Europa, este concejo combina un entorno natural espectacular con una tradición gastronómica robusta, donde los productos de la montaña y del valle se encuentran para dar vida a platos contundentes y llenos de sabor, entre los que el cachopo ocupa un lugar destacado. La historia y el paisaje suman puntos a la experiencia.

La calidad de la carne de ternera IGP Ternera Asturiana y los quesos de la zona, como el de Gamonéu o Cabrales (aunque este último se use menos en cachopos tradicionales, la cultura quesera es palpable), aseguran una base de primer nivel para la elaboración de cachopos que se caracterizan por su tamaño generoso y su sabor intenso y profundo. Las casas de comidas y restaurantes cangueses han sabido mantener viva la llama de la cocina tradicional, ofreciendo cachopos que son un verdadero festín para el paladar. Explorar la ruta del cachopo por aquí es adentrarse en la esencia montañesa de Asturias.

LOS TESOROS ESCONDIDOS DE LA RUTA

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Más allá de los nombres concretos, la clave para disfrutar de la ruta del cachopo en su versión más auténtica reside en la disposición a explorar. Pequeños pueblos y aldeas a lo largo y ancho de Asturias, muchos de ellos fuera de las guías convencionales, albergan establecimientos donde se cocinan cachopos memorables, fruto del buen hacer de generaciones y del uso de productos cultivados o criados a escasos kilómetros. La conversación con los locales es a menudo la mejor guía.

Para seguir esta ruta del cachopo alternativa, es recomendable preguntar en las tiendas de ultramarinos de pueblo, en las panaderías o incluso en las sidrerías menos concurridas; ellos saben dónde se esconde el verdadero tesoro culinario. A menudo, los lugares más modestos, esas casas de comidas que parecen detenidas en el tiempo, son las que guardan los secretos mejor guardados de la gastronomía asturiana y, por extensión, de un cachopo que honra su origen. La paciencia y la curiosidad son los mejores ingredientes para esta búsqueda del sabor auténtico, una experiencia que va mucho más allá del simple acto de comer para convertirse en un viaje cultural y gastronómico. Una vez que pruebas un cachopo en uno de estos lugares, entenderás por qué la verdadera ruta del cachopo no siempre pasa por Oviedo.

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