El auge imparable de plataformas como Temu, Shein, AliExpress e incluso Amazon ha desencadenado una transformación profunda en los hábitos de consumo en España, afectando directamente al comercio minorista tradicional. Estas tiendas digitales o plataformas de comercio electrónico, como también se les conoce, que ofrecen productos a precios muy por debajo de los habituales en el mercado local, han captado la atención de millones de consumidores, especialmente entre los jóvenes, un sector que además se ha convertido en el objetivo no solo de las grandes plataformas, sino también de estos pequeños comercios, ¿la diferencia? Pues que estos comercios no cuentan con las armas para competir con estas grandes plataformas.
Como consecuencia, los pequeños comercios y las cadenas nacionales se enfrentan a una caída sostenida en las ventas y al cierre progresivo de establecimientos, (sobre todo en las pequeñas ciudades, donde además se enfrentan al grave problema de la despoblación) en un contexto donde el gasto en consumo no logra recuperarse pese a la estabilidad del empleo. Mientras tanto, los comerciantes tradicionales denuncian una competencia desleal por parte de estas plataformas asiáticas, cuyas condiciones logísticas y fiscales distan mucho de las que rigen en el mercado nacional.
Desde asociaciones del sector hasta expertos en economía local alertan de un modelo insostenible a largo plazo que pone en riesgo el tejido empresarial de barrios y ciudades. En este escenario, el comercio de proximidad pierde terreno día tras día, y las cifras de facturación reflejan un estancamiento que, de momento, no encuentra señales de remontada.
La comparación con el pasado no deja lugar a dudas, el sector está en un punto crítico. Esta situación obliga a los responsables del sector a replantear estrategias y a las autoridades a valorar si la regulación del comercio electrónico debe acompañarse de medidas para proteger al comercio de proximidad y equilibrar el terreno de juego, algo en lo que la UE ya viene trabajando.
Miles de comercios echan el cierre mientras las plataformas asiáticas como Temu y Shein ganan terreno a gran velocidad

En los últimos meses, el cierre de pequeños y medianos comercios se ha intensificado en España, dejando vacíos muchos locales en calles principales que antaño concentraban buena parte de la actividad comercial. Las cifras lo respaldan, las asociaciones de comerciantes alertan de una caída sostenida del número de tiendas físicas, sobre todo en sectores como el textil, el calzado y los complementos.
Las dificultades para competir en precio, el aumento de los costes y la pérdida de clientes han llevado a muchos empresarios (por lo general pequeños comercios con un autónomo a la cabeza) a bajar la persiana definitivamente. Mientras tanto, plataformas como Temu y Shein continúan su expansión imparable, ofreciendo productos a precios irrisorios y con una logística cada vez más optimizada.
Y es que su modelo de negocio, basado en la inmediatez, la promoción constante y la eliminación de intermediarios, y todas estas actividades requieren de la inversión de grandes recursos, con los que sabemos estos pequeños comercios no cuentan, además estas plataformas han captado a un público joven que prioriza el ahorro y la variedad por encima de la calidad o la experiencia de compra tradicional. Este fenómeno no solo está desplazando al comercio de barrio, sino que está transformando de raíz los hábitos de consumo en nuestro país.
El gasto en moda sigue estancado y las ventas apenas crecen tras años de retroceso

A pesar del repunte económico en otros sectores, el consumo en moda no logra recuperarse. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto medio por hogar en ropa ha permanecido prácticamente plano en los dos últimos ejercicios, muy por debajo de los niveles prepandemia.
Esta debilidad del consumo impacta de lleno en el comercio tradicional, que no consigue recuperar la afluencia ni el volumen de ventas necesario para sostener sus estructuras. Las grandes plataformas digitales como Shein, Temu, AliExpress, Amazon, y otras (porque todos los días se crean varias de ellas), han sabido adaptarse rápidamente a esta nueva realidad, ofreciendo promociones diarias, prendas a la carta y costes de envío cada vez más bajos, todas ventajas con las que el pequeño comercio tradicional no cuenta.
En cambio, los comercios locales, muchos de ellos anclados en un modelo de negocio que prioriza la atención personalizada y el producto de cercanía (elementos con los que las grandes plataformas no cuentan), no han logrado encontrar su hueco en un entorno donde la inmediatez y el precio lo dominan todo. El resultado, evidentemente, es una brecha cada vez más amplia entre lo que los consumidores demandan y lo que las tiendas físicas pueden ofrecer, y una brecha que además estas plataformas han sabido aprovechar.
Las tiendas físicas pierden protagonismo frente al auge del low cost digital y el consumo exprés

El concepto de ir de compras como experiencia social está cediendo paso a un modelo de consumo mucho más individualista y acelerado, un fenómeno sociológico que los especialistas estudian con detenimiento desde hace varios años. Las plataformas asiáticas han convertido la adquisición de ropa y accesorios en un acto impulsivo (de hecho se ha demostrado recientemente las estrategias de marketing “oscuro” que utilizan estas plataformas para crear necesidad en las personas), asistido por algoritmos y promociones constantes.
En este contexto, el comercio tradicional pierde visibilidad y capacidad de atracción, sobre todo entre las generaciones más jóvenes, que rara vez pisan una tienda si no es por necesidad puntual. A ello se suma la falta de incentivos para mantener una estructura física, alquileres elevados, cargas fiscales y una competencia feroz hacen que el negocio tradicional resulte cada vez menos rentable, vamos que los pequeños comercios cuentan con todos los ingredientes necesarios para un cierre inmediato.
Las tiendas físicas, lejos de desaparecer por completo, están evolucionando hacia formatos híbridos o especializados, demostrando que la adaptabilidad es necesaria en estos tiempos tan cambiantes, pero el grueso del consumo de moda ya se ha desplazado a las pantallas. Temu y Shein no solo venden productos, venden una experiencia de compra adaptada a los nuevos ritmos de vida, algo que el pequeño comercio no ha logrado replicar con éxito.