Renovar el carnet de conducir es, para muchos, un simple trámite rutinario. Sin embargo, desde la Dirección General de Tráfico (DGT), este proceso está siendo observado con una nueva lupa: la de la salud. Lo que antes se resolvía con rapidez y sin sobresaltos, ahora puede verse condicionado por enfermedades, tratamientos o incluso el uso de medicamentos que, según el organismo, pueden suponer un riesgo al volante.
Y es que, aunque a menudo lo pasamos por alto, conducir exige mucho más que habilidad: requiere reflejos ágiles, mente clara y una coordinación física y mental que se puede ver alterada por ciertas condiciones clínicas. Por eso, la DGT ha endurecido sus requisitos, especialmente para quienes desean renovar el permiso de clase B, y ha definido nuevas pautas que todos los conductores deben conocer.
1Un cambio de enfoque: por qué la DGT se fija ahora más en la salud

Desde hace años, la DGT viene promoviendo una conducción segura y responsable. Pero, recientemente, ha intensificado su control sobre un aspecto que, si bien siempre fue importante, ahora ha pasado a ser prioritario: la salud del conductor. ¿El motivo? Las estadísticas muestran que muchas de las causas de accidentes graves están relacionadas con condiciones médicas mal gestionadas o directamente ignoradas.
En este sentido, la DGT ha comenzado a aplicar filtros más estrictos al momento de renovar el carnet de conducir. Aunque el permiso de clase B tiene una vigencia de 10 años —hasta los 65 años—, no se puede renovar automáticamente. Para hacerlo, es obligatorio superar una revisión médica en un centro homologado. Y es ahí donde muchas personas descubren que ciertas enfermedades o medicamentos pueden traducirse en restricciones o en negativas rotundas.
Este cambio no busca castigar, sino proteger. Según fuentes del organismo, el objetivo es evitar que personas en condiciones de salud comprometidas se enfrenten a situaciones de riesgo no solo para ellos mismos, sino también para quienes los rodean en la carretera.