Ryanair pone contra las cuerdas al Gobierno: “o refuerzan los controladores o habrá más caos aéreo”. El verano de 2025 arranca con turbulencias, y no precisamente por el clima. Ryanair, la aerolínea más polémica de Europa vuelve a dar de que hablar. La aerolínea irlandesa ha iniciado una campaña de presión directa al Gobierno de España, exigiendo un aumento urgente en la contratación de controladores aéreos. De no hacerlo, advierte la compañía, los retrasos en sus vuelos podrían dispararse hasta un 20% durante los próximos meses, afectando a millones de pasajeros.
Esta situación ha provocado un cruce de acusaciones que va más allá de los retrasos habituales del periodo estival. Mientras el Ministerio de Transportes guarda silencio por ahora, Ryanair ha lanzado una ofensiva pública en redes sociales y medios de comunicación, señalando directamente al ministro Óscar Puente como responsable del caos que se avecina. Y lo hace en un contexto especialmente sensible: con cifras récord de viajeros, aeropuertos saturados y una plantilla de control aéreo bajo mínimos.
España, en el podio europeo de los retrasos aéreos

Ryanair no habla en el vacío. Según datos aportados por la propia compañía, España ocupa el segundo puesto en Europa en número de retrasos por problemas de control aéreo, solo por detrás de Francia. En lo que va de 2025, la aerolínea ha registrado 11.576 retrasos que han afectado a más de dos millones de pasajeros, una cifra difícil de ignorar en plena temporada alta.
La gravedad del asunto se incrementa al considerar que España gestiona el 22% del tráfico aéreo europeo, pero genera el 11% de los retrasos totales. Estos datos evidencian una falta de capacidad operativa que no solo perjudica a Ryanair, sino a todo el sistema aeroportuario nacional. Aunque la formación de un nuevo controlador requiere al menos dos años, la aerolínea exige soluciones inmediatas.
El modelo de negocio de Ryanair, ¿parte del problema?

Si bien Ryanair señala al Gobierno de Sánchez como el principal culpable, no se puede ignorar que sus propios horarios ajustados contribuyen a la crisis, hay que recordar que la aerolínea es la que más quejas de los usuarios ha recibido en lo que va de año. La compañía es conocida por programar escalas con tiempos mínimos, lo que maximiza la rentabilidad pero también aumenta la fragilidad del sistema: cualquier pequeño retraso desencadena una reacción en cadena que afecta a decenas de vuelos.
Además, el modelo de bajo coste implica menos margen de maniobra ante imprevistos. A diferencia de otras aerolíneas que disponen de más tiempo entre vuelos o mayor flexibilidad operativa, Ryanair apuesta por la eficiencia extrema (algo que evidentemente no ha logrado cumplir). Esta estrategia, que ha sido clave en su éxito, también la convierte en una de las más vulnerables a los fallos del sistema, como la escasez de personal en torres de control.
Un conflicto que trasciende las fronteras españolas

La presión de Ryanair no se limita a España. De hecho, ha lanzado una campaña contra los cinco gobiernos que considera responsables del caos aéreo en Europa: España, Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido. En todos ellos, la aerolínea denuncia escasez de personal y mala gestión del tráfico aéreo como las principales causas de los retrasos.
Esta estrategia de confrontación no es nueva para Ryanair. En febrero, su CEO, Michael O’Leary, ya protagonizó una polémica tras llamar “payaso” al ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, en respuesta a una multa millonaria por el cobro de maletas de mano. Ahora, ha trasladado el foco al ministro Óscar Puente, con quien amenaza con agravar aún más los retrasos si no se contrata más personal de forma urgente.
Un verano caliente para aeropuertos y ministerios

Con la llegada del verano, los aeropuertos españoles se preparan para una afluencia masiva de viajeros, después de todo España es uno de los países más visitados de Europa. Este aumento estacional, unido a una infraestructura ya tensionada (de acuerdo a los señalamientos de Ryanair), puede ser el caldo de cultivo perfecto para un colapso si no se toman medidas a tiempo. Ryanair ha dejado claro que no piensa asumir sola las consecuencias de un sistema saturado y mal dotado de personal.
Mientras tanto, el Ministerio de Transportes guarda silencio. Óscar Puente, habitual usuario de redes sociales, no ha respondido públicamente a las acusaciones de la aerolínea. Pero la presión aumenta y cada día que pasa sin una solución clara, la imagen del sistema aeroportuario español corre el riesgo de deteriorarse aún más, con consecuencias no solo para las aerolíneas, sino también para el turismo, uno de los pilares de la economía nacional.
¿Solución a la vista o conflicto prolongado?

El conflicto entre Ryanair y el Gobierno español pone de manifiesto una realidad que ya no puede esconderse: “la infraestructura de control aéreo en España necesita una actualización urgente, tanto en recursos humanos como tecnológicos”. La inversión en nuevos controladores no solo es deseable, sino inevitable si se quiere evitar un deterioro crónico del servicio.
No obstante, la solución no será inmediata. Formar a un controlador lleva entre 18 y 24 meses, por lo que cualquier plan debe contemplar tanto medidas a corto como a largo plazo. Mientras tanto, las aerolíneas tendrán que adaptarse a un entorno más incierto, y los pasajeros, prepararse para posibles retrasos y cancelaciones en uno de los veranos más complicados que se recuerdan en el sector aéreo europeo.