Consumir pescado es uno de los grandes gestos de cariño que podemos tener con nuestro cuerpo. Rico en proteínas, omega-3 y minerales esenciales, es un aliado silencioso de la salud. Sin embargo, no todos los peces nadan en aguas limpias: algunos acumulan metales pesados como el mercurio y, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), conviene tener mucho cuidado con ellos.
En especial, hay dos tipos que, por su tamaño, longevidad y posición en la cadena alimentaria, son auténticos imanes de mercurio. Según la OCU, conocerlos, entender sus riesgos y saber cómo actuar puede marcar la diferencia entre una dieta saludable y una exposición innecesaria a toxinas peligrosas.
5Conclusión

El mar nos ofrece verdaderas joyas nutricionales, pero también trampas silenciosas. El tiburón y el pez espada, aunque sabrosos y populares en algunas regiones, representan un riesgo que no deberíamos pasar por alto. La OCU, con su enfoque riguroso y transparente, no pretende asustar, sino empoderar al consumidor con información fiable.
El mercurio no se ve ni se huele, pero está ahí, acumulándose en lo profundo de ciertas carnes marinas. Por eso, aprender a elegir el pescado adecuado es, hoy más que nunca, un gesto de responsabilidad y autocuidado. Porque comer bien no solo es cuestión de sabor, sino de salud.