El precio del tabaco sigue en ascenso en España. La primera semana de mayo de 2025 ha traído una nueva subida de precios que afecta especialmente a “los puros premium, los cigarritos y el tabaco de liar”. Esta medida, responde a la actualización semanal del precio de venta al público aprobada por el Comisionado para el Mercado de Tabacos.
Este aumento no es nuevo ni puntual. El precio de los cigarrillos en España se ha multiplicado por diez desde los años 90, en gran parte debido a la presión fiscal. Según Altadis, alrededor del 80 % del precio final corresponde a impuestos y al IVA. Además, esta política está alineada con los objetivos sanitarios del Ministerio de Sanidad, que busca “reducir el consumo” con medidas como la subida de precios, espacios sin humo y restricciones de venta.
En paralelo, la nueva “Ley Antitabaco” planea extender las zonas libres de humo y podría “prohibir la venta a personas nacidas después de 2009”, como ya se plantea en países como Reino Unido. La ministra Mónica García ha defendido este plan como “pionero y comprometido”, aunque no exento de polémica por parte de entidades como la CNMC.
Mientras el consumo desciende (en 2024 se registró el nivel más bajo en tres décadas 36,8 %), el cultivo del tabaco sigue siendo clave para regiones como el norte de Cáceres. Este año, los agricultores esperan una buena campaña, con más de 23 millones de kilos de producción, gracias al aumento de hectáreas cultivadas. Sin embargo, denuncian la “falta de mano de obra puntual y las restricciones fitosanitarias impuestas por la UE”, que limitan su competitividad frente al tabaco de terceros países.
Nueva subida del tabaco en mayo de 2025

El precio del tabaco ha vuelto a incrementarse en España durante la primera semana de mayo (una mala noticia para los fumadores), afectando especialmente a “cigarros, cigarritos y tabaco de liar”. Esta subida se enmarca en la resolución del 30 de abril de 2025 publicada en el Boletín Oficial del Estado, que actualiza semanalmente los precios propuestos por los fabricantes. Dicha medida, autorizada por el Comisionado para el Mercado de Tabacos, entró en vigor el sábado 3 de mayo y responde a un sistema de revisión regulada del sector.
Este aumento afecta principalmente a “productos premium y de importación”, como los puros Cohiba y Cuaba, y marcas reconocidas como Factory Smoke u Oliva. También se encarecen distintas variantes de picaduras para liar o para pipa, como Flandria o The Turner. Con ello, el consumo se ve cada vez más limitado a causa del precio, una estrategia que las autoridades consideran clave en la lucha contra el tabaquismo.
Las marcas de tebaco más afectadas por el incremento

Entre las marcas más afectadas por la subida destacan los puros de alta gama. El Cohiba Ambar, en presentación de 10 unidades, alcanza los 110 € por unidad, mientras que el Cuaba 20 Aniversario LCDH cuesta 100 € cada uno. Estas cifras confirman que los productos de lujo están en el punto de mira de las subidas de precio, alejándose aún más del bolsillo del consumidor medio.
En cuanto a cigarros más accesibles, la marca Factory Smoke ha fijado precios de 3,15 € por unidad para sus variedades C.T. Shade Robusto M, Sun Grown Robusto M y Maduro Robusto M. Asimismo, los cigarros Oliva presentan subidas destacables: “la Serie G Doble Robusto se sitúa en 78 €, la Serie O Robusto en 79 € y la Serie O Nub en 85 €”. Estos precios evidencian un encarecimiento generalizado del producto en sus distintos formatos.
El papel del fisco en la subida de precios

Gran parte del encarecimiento del tabaco se debe a la “elevada carga fiscal que soporta”. Según los expertos, aproximadamente el 80 % del precio de una cajetilla de cigarrillos corresponde a impuestos especiales y al IVA. Esta estrategia fiscal busca no solo incrementar la recaudación, sino también reducir el consumo, especialmente entre los más jóvenes, que son más sensibles al precio (una medida con objetivo doble).
El Ministerio de Sanidad, bajo la dirección de Mónica García, ha reforzado esta línea con un plan integral que apuesta por medidas fiscales, regulaciones más estrictas y una mayor expansión de espacios sin humo. Estas políticas, aunque polémicas, tienen un fuerte componente sanitario y disuasorio.
Tendencia a la baja en el consumo de tabaco

A pesar de las críticas a las políticas restrictivas, las cifras confirman una tendencia sostenida a la baja en el consumo de tabaco, pero ¿realmente se debe a esta medida? Es lo que muchos se preguntan, sea cual sea la razón los números han descendido. En 1997, el 46,8 % de la población reconocía haber fumado durante el último año, mientras que en 2024 esa cifra descendió al 36,8 %, el porcentaje más bajo registrado en décadas. Este descenso respalda la efectividad de las medidas fiscales y regulatorias aplicadas en los últimos años.
Este cambio de hábitos también está vinculado a una mayor conciencia social sobre los efectos del tabaco en la salud. Las campañas informativas, las restricciones de consumo en espacios públicos y el precio cada vez más elevado han contribuido a reducir la normalización del tabaco, especialmente en generaciones más jóvenes. Sin embargo, el reto sigue siendo consolidar este descenso y evitar el auge de nuevas formas de consumo como los productos sin combustión o el vaper (que es una nueva tendencia que se ha posicionado en los sectores más jóvenes).
La otra cara del tabaco: el impacto en el campo español

A pesar de las restricciones al consumo, el tabaco sigue siendo “un cultivo clave para muchas regiones de España” (aunque suene contradictorio, lo que evidencia una vez más la doble moral que reina en el mundo), especialmente en el norte de Cáceres. Esta zona concentra la mayor parte de las casi 400 hectáreas adicionales que se han cultivado en la actual campaña, una cifra que supone un aumento del 4 % respecto al año anterior. Se espera una producción que supere los 23 millones de kilos, lo que representa una campaña prometedora para los cerca de mil agricultores implicados.
El cultivo de tabaco en España se enfrenta, sin embargo, a varios retos importantes. Entre ellos destacan: “la falta de mano de obra estacional para labores como el trasplante, el despunte y la recolección, así como la prohibición del uso de fitosanitarios como el dicloropropeno”. Estas limitaciones restan competitividad al tabaco nacional frente al importado, generando incertidumbre sobre el futuro del sector y su capacidad para sostener el empleo rural.
El tabaco español entre la regulación y la supervivencia del sector

España camina hacia una regulación cada vez más restrictiva del consumo de tabaco, impulsada por “objetivos sanitarios y el respaldo de organismos internacionales como la OMS”. Las subidas de precio y las limitaciones en la venta y el consumo están teniendo un efecto disuasorio claro, como evidencian los datos de descenso de consumo. No obstante, estas políticas deben equilibrarse con la realidad económica de los sectores implicados en la producción.
El cultivo del tabaco sigue siendo una importante “fuente de empleo y dinamización en áreas rurales”. Si bien es comprensible el objetivo de reducir su consumo por razones de salud pública, también es necesario considerar y con carácter de urgencia, “medidas de transición para los agricultores”, que enfrentan limitaciones normativas, costes crecientes y competencia desleal del tabaco importado. El debate entre salud y sostenibilidad económica está lejos de cerrarse.