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Que no te engañe el dolor de hombro, tu corazón podría estar detrás de esa molestia

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Muchas personas subestiman las señales que el cuerpo envía cuando algo no funciona correctamente. El dolor de hombro, especialmente cuando aparece sin motivo aparente, podría ser más que un simple malestar muscular o articular. Esta molestia, que habitualmente asociamos con esfuerzos físicos o malas posturas, en ocasiones esconde un mensaje crucial sobre nuestra salud cardiovascular que no deberíamos ignorar.

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Los especialistas advierten que el denominado «dolor referido» puede manifestarse en zonas aparentemente desconectadas del órgano afectado, creando confusión en quienes lo padecen. Cuando el corazón sufre, las señales nerviosas pueden transmitirse hacia otras regiones del cuerpo, siendo el hombro izquierdo uno de los puntos más comunes donde se proyecta este tipo de dolor. Comprender esta conexión podría marcar la diferencia entre acudir a tiempo a urgencias o restar importancia a un síntoma que requiere atención médica inmediata.

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CÓMO DISTINGUIR ENTRE UN DOLOR MUSCULAR Y UNA SEÑAL DE ALARMA CARDÍACA

Fuente: Freepik

Diferenciar el origen del dolor de hombro puede suponer un verdadero desafío incluso para profesionales sanitarios experimentados. Sin embargo, existen ciertas pistas que pueden orientarnos. El dolor muscular o articular suele empeorar con ciertos movimientos específicos y mejora con el reposo de la zona afectada. El malestar de origen cardíaco, por el contrario, aparece independientemente de la actividad física del hombro y puede intensificarse con el esfuerzo general o situaciones estresantes que aumenten las demandas de oxígeno del corazón.

Los síntomas acompañantes constituyen otra clave diagnóstica fundamental. Cuando el dolor de hombro viene acompañado de dificultad para respirar, malestar general, sudoración fría o náuseas inexplicables, la probabilidad de que estemos ante un problema cardíaco aumenta significativamente. La irradiación del dolor hacia el brazo, el cuello o la mandíbula, especialmente si se presenta como una sensación opresiva que va y viene o aumenta progresivamente en intensidad, debería motivarnos a buscar atención médica inmediata sin esperar a que la situación empeore o se resuelva por sí sola.

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