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Que no te engañe el dolor de hombro, tu corazón podría estar detrás de esa molestia

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Muchas personas subestiman las señales que el cuerpo envía cuando algo no funciona correctamente. El dolor de hombro, especialmente cuando aparece sin motivo aparente, podría ser más que un simple malestar muscular o articular. Esta molestia, que habitualmente asociamos con esfuerzos físicos o malas posturas, en ocasiones esconde un mensaje crucial sobre nuestra salud cardiovascular que no deberíamos ignorar.

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Los especialistas advierten que el denominado «dolor referido» puede manifestarse en zonas aparentemente desconectadas del órgano afectado, creando confusión en quienes lo padecen. Cuando el corazón sufre, las señales nerviosas pueden transmitirse hacia otras regiones del cuerpo, siendo el hombro izquierdo uno de los puntos más comunes donde se proyecta este tipo de dolor. Comprender esta conexión podría marcar la diferencia entre acudir a tiempo a urgencias o restar importancia a un síntoma que requiere atención médica inmediata.

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CUANDO EL HOMBRO IZQUIERDO GRITA LO QUE EL CORAZÓN SUSURRA

Fuente: Freepik

La prevalencia del dolor de hombro izquierdo como síntoma de problemas cardíacos no es casualidad. La proximidad anatómica y las conexiones neurológicas entre ambas zonas explican esta frecuente asociación. Durante un evento coronario, el músculo cardíaco privado de oxígeno envía señales de alarma que el cerebro puede interpretar erróneamente como procedentes del hombro, especialmente del lado izquierdo debido a la ubicación del corazón en el tórax. Esta confusión neurológica, lejos de ser una rareza, afecta a un porcentaje significativo de pacientes cardíacos.

Las estadísticas revelan que aproximadamente uno de cada cuatro infartos se presenta con dolor de hombro como síntoma destacado, siendo más frecuente esta manifestación en mujeres, ancianos y personas con diabetes. El dolor de hombro de origen cardíaco suele describirse como una molestia sorda, opresiva o quemante que aparece súbitamente y no mejora con analgésicos convencionales. Esta particularidad debería encender nuestras alarmas cuando experimentamos un malestar inusual en esta zona, especialmente si aparece en situaciones de estrés o esfuerzo físico.

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