Este 15 de mayo se celebra el día de San Isidro, patrón de la ciudad de Madrid, pero en barrios como Lavapiés o Carabanchel no están para fiestas. Los vecinos del primero siguen lidiando contra las presiones de los fondos buitre a través del rentismo y los pisos turísticos, mientras que los del segundo llevan días soportando numerosas incidencias y molestias fruto de las celebraciones organizadas por el ayuntamiento en torno a la pradera y el parque de San Isidro.
En el caso de Lavapiés, los madrileños de la zona aprovechan la fecha tan señalada de San Isidro para llevar a cabo una acción reivindicativa ante la amenaza de desalojo que afecta al número 88 de la calle Mesón de Paredes. El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid organiza una protesta a partir de las doce de la mañana contra el rentismo y los pisos turísticos.
Bajo el lema ‘De Mesón de Paredes nadie se mueve’, se producirá una manifestación festiva en la que habrá también limonada, bailables y conciertos de los grupos Estrella Fugaz, La Reina de los Lagartos y Parquesvr. Reclaman que la familia Campos Cebrián ha emprendido un proceso de sabotajes y desahucios para intentar expulsar a los vecinos del edificio, algo denunciado también en barrios como Arganzuela y Chamberí.

«Somos 28 familias, algunas con niños, otras mayores y muchas en situación vulnerable. Vivimos aquí desde hace años, y la familia Campos Cebrián y la empresa FURUD S.L. nos quieren echar para convertir nuestras casas en pisos turísticos», explican los propios vecinos de Mesón de Paredes 88, a la vez que piden apoyo al resto de madrileños para evitar la «venta del barrio de Lavapiés».
La problemática en los barrios obreros madrileños lleva unos cuantos años incrementándose, ya que bloques que son propiedad de particulares (o propiedades verticales) están siendo vendidos a fondos de inversión con el objetivo de especular. Los fondos, denominados «buitre» por los afectados, deben respetar los contratos en vigor de estas propiedades verticales hasta su finalización, pero en ocasiones recurren a tácticas de presión y sabotaje para intentar que se vayan los vecinos antes de tiempo.
Caen trozos de nuestras casas, cortan suministros…
Afectados por las presiones de un fondo de inversión en Mesón de Paredes (Lavapiés)
«El edificio ha sido revendido en noviembre de 2024 a otra sociedad limitada que actúa como fondo buitre», explican los afectados. «Sin notificación previa, comenzaron obras de destrucción y acoso permanente en el edificio. […] Están cayendo trozos de techo de nuestras casas, cortan suministros, impiden que conecten de nuevo nuestra luz…».
Curiosamente, el edificio implicado no está a mucha distancia del de Tribulete número 7, donde el fondo de inversión Elix lleva tiempo presionando a los vecinos para que desalojen sus viviendas de esta zona de Lavapiés. En su fachada hay una pancarta permanente, y ya son incontables las veces que los inquilinos, apoyados por organizaciones y asociaciones, han alzado la voz en contra de lo que consideran un abuso de una empresa para acabar con la identidad del barrio e instalar viviendas turísticas para hacer negocio.
Carabanchel se harta de las fiestas de San Isidro
Mientras todo esto ocurre en Lavapiés este día 15 de mayo, este día de San Isidro es solo uno más de protesta para los vecinos de Carabanchel, hartos de las molestias de las fiestas organizadas durante semanas al lado de sus casas para celebrar la festividad.
Con viviendas situadas a escasos 15 metros del recinto en el que se encuentran instaladas las atracciones, vecinos de todas las edades (ancianos, bebés) y condiciones (sanos y enfermos) piden al ayuntamiento que acaben con el excesivo periodo de 15 días (incluyen labores de montaje y desmontaje) de fiestas en la zona. Hablan de «niveles de ruido insoportables, perjudiciales para su salud física y mental, que en otras circunstancias serían ilegales y punibles», agravándose en calles cercanas como Gorrión, Teudis, Gundemaro.

Nos cuentan que tanto las fiestas y conciertos de la pradera de San Isidro como la música y las molestias de los puestos de atracciones de las ferias del parque provocan que muchos residentes se vean obligados a mudarse temporalmente, pero aclaran que otros tantos sufren la realidad al no poder permitirse económicamente dejar la zona durante esa quincena.
«Nos consta que hay vecinos que han tenido que recurrir a medicación para poder dormir o para mitigar los efectos que el ruido tiene en su bienestar diario. En casos aún más extremos, algunos se ven obligados a pedir bajas laborales debido a los efectos que el ruido les causa en su salud física y emocional», dicen los afectados.
Los incidentes vividos durante las fiestas de San Isidro son variados, con numerosas actividades, conciertos y eventos programados desde el día 5 de mayo que han llevado a los vecinos a organizarse para protestar, tanto con marchas como con recogidas de firmas. Piden que se reduzca la duración de la feria de San Isidro a 7 días y que la emisión de la música y otros sonidos de elevados volúmenes se suspenda antes de las 22:00 para no genera un impacto negativo considerable en la calidad de vida de los vecinos de la zona.

Asimismo, creen que los puestos de atracciones y los puestos de hostelería ambulante deben estar ubicados lo suficientemente lejos de las viviendas para asegurar que los vecinos no sufran las consecuencias del ruido y la aglomeración durante las fiestas. «El ruido constante y la vibración de las atracciones, sumados al bullicio de los puestos de comida y bebida, crean un ambiente extremadamente ruidoso, lo que se convierte en una fuente de estrés continuo para quienes viven cerca», señalan.
Los vecinos de Carabanchel hablan de «calles sin ley», con un volumen de vehículos que el entramado urbano no puede absorber, incluyendo coches sobre las aceras impidiendo el paso de peatones y el acceso a las viviendas. «Basuras, orines, vómitos en nuestras calles y portales, imágenes grotescas que cualquiera de nosotras puede facilitar», explican.
Hay que recordar que las celebraciones de San Isidro no se limitan a este 15 de mayo, día festivo en la ciudad de Madrid por la fecha correspondiente al patrón de la capital, sino que llevan sucediéndose desde hace más de diez días. Si bien hay otros puntos donde se llevan a cabo actos, como el Jardín de las Vistillas o la Plaza Mayor, es en la zona de la pradera en la que se concentra la mayor actividad y, en consecuencia, el mayor número de quejas vecinales.