Ese antojo imparable de chocolate es un alerta: tu cuerpo no es goloso, esto es lo que le falta

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La sensación es familiar para muchos: ese momento del día en que nada parece calmar el deseo intenso de devorar una tableta de chocolate. El antojo de chocolate está entre los más comunes y poderosos que experimentamos, pero lo que pocos saben es que detrás de ese impulso aparentemente caprichoso pueden esconderse señales importantes que nuestro organismo intenta comunicarnos. Lejos de ser una simple debilidad o falta de voluntad, estos antojos podrían estar revelando carencias nutricionales específicas o desequilibrios hormonales que merecen nuestra atención.

Tradicionalmente, hemos asociado estos impulsos con la simple glotonería o falta de control, pero la ciencia moderna ha comenzado a desvelar una realidad mucho más compleja. Cuando el cuerpo demanda chocolate con esa intensidad característica que nos hace abrir el armario de la cocina a medianoche, no está necesariamente pidiendo azúcar o grasa, sino elementos específicos como el magnesio o el cromo, minerales fundamentales cuya deficiencia puede manifestarse a través de estos intensos deseos. También el estrés, ese compañero tan habitual en nuestras aceleradas vidas, juega un papel determinante en esta ecuación que va mucho más allá del simple placer de degustar un bombón.

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ALTERNATIVAS NATURALES PARA COMBATIR LA DEFICIENCIA DE MAGNESIO

Una alimentación basada en ciencia: fibra, granos y productos reales
Fuente: Freepik

Satisfacer adecuadamente esos antojos de chocolate requiere abordar la posible deficiencia de magnesio que los origina, y para ello existen alternativas naturales mucho más saludables que atiborrarse de bombones. Las semillas de calabaza y los frutos secos como las almendras y las nueces contienen cantidades significativas de este mineral, ofreciendo una opción nutritiva y completa que aporta además proteínas de calidad y ácidos grasos esenciales para nuestro organismo. Incluir un puñado de estas semillas o frutos secos como tentempié a media mañana o tarde puede ayudar a mantener estables los niveles de magnesio y prevenir la aparición de antojos descontrolados.

Las verduras de hoja verde oscuro como la espinaca, la acelga o el kale representan otra excelente fuente de magnesio que podemos incorporar fácilmente a nuestra dieta cotidiana. Estos vegetales, además de ser ricos en este mineral, contienen una amplia variedad de vitaminas, antioxidantes y fibra que benefician nuestra salud general. Las legumbres, el pescado azul y el chocolate negro con alto contenido en cacao (superior al 70%) también constituyen fuentes valiosas de magnesio. El consumo regular de estos alimentos no solo ayuda a prevenir las deficiencias de este nutriente esencial, sino que también contribuye a estabilizar nuestro estado de ánimo y a disminuir la frecuencia e intensidad de esos antojos irrefrenables que tanto nos perturban.

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