Eminem siempre ha sido un artista complicado de entender. Su trabajo se ha dedicado, siempre a estudiar la parte más violenta y oscura de Estados Unidos, esa que ahora tiene un presidente que la representa en la Casa Blanca, y lo ha hecho siempre con un sonido que bebe del Wu Tang Clan, Rakim y, por supuesto, Dr Dre y NWA, no es casual que el propio Dre lo descubriera y fuese el productor de sus trabajos más importantes.
Pero lo cierto es que mientras que hoy su trabajo más reciente es fácil de ignorar, a pesar de sus mejores intentos, los últimos discos de Eminem se sienten como un anciano gritando a una nube, su época clásica es clave para entender el hip hop y el pop moderno. De esa época ninguno de sus trabajos es tan vital como en ‘The Marshall Mathers LP’, el disco donde dejó entender por primera vez que los dos personajes que usa en su música, tanto Eminem como Slim Shady, son simplemente una forma en la que puede dejar salir su rabia, sobre su entorno familiar, sobre sus orígenes y sobre el país donde ha crecido y en el que desarrolla su trabajo artístico.
«The Marshall Mathers LP’ es un intento de atrapar, como si fuese una instantánea, todo el cerebro del artista. Es la primera vez que Eminem usa su nombre real en su trabajo, pero no por eso esconde a sus personajes. De hecho, la canción más popular y conocida del disco es precisamente ‘The Real Slim Shady’ un himno al personaje que creó para decir básicamente todo lo que quisiera, filtrándose solo por su sentido del humor. Em vuela sobre la pista de Dr Dre, quien asegura en la canción que está enterrado en su sótano, atacando a quien critica su música, a la censura, a su ex, a Britney Spears y Limp Bizkit, todo señalando que es posible que hay más de uno parecido a él, pero que él es el verdadero Slim.
LA OSCURIDAD DE AMÉRICA
En otros lugares del disco el artista se permite ser un poco más serio al hablar de la realidad. Allí está ‘Kill You’ donde deja que Slim Shady hable de la violencia que por momentos desea practicar a las mujeres en su vida, incluyendo a su propia madre, y está ‘Stan’ un retrato de la cultura del fanático adelantado a su tiempo, y en el que deja entrever como le afecta la obsesión de algunos de sus seguidores por su vida privada, y por su aprobación. Es fácil ver a ‘Stan’ en la reacción actual cuando algún periodista hace una crítica negativa sobre figuras como Taylor Swift o Bad Bunny.
Pero de estas canciones ninguna es tan potente, y tan difícil de escuchar, como ‘Kim’. La canción, dedicada a su ex pareja con la que el propio Eminem ha asumido, tenía una relación co-dependiente y tóxica para ambos. La canción describe toda la violencia que quiera practicar sobre ella, con detalles gráficos, y hasta el sol de hoy es difícil saber qué hacer con esta canción cuando hay que analizar este disco. Las ediciones censuradas del disco directamente la retiraron y el propio Eminem la retiró de sus setlist hace ya tiempo.
No es un detalle menor, después de todo se trata de una pieza clave del disco, pero es demasiado. Es una canción que va en contra de la idea de ‘La muerte del autor’, que sólo tiene sentido si se sabe lo compleja que ha sido siempre la relación entre los dos protagonistas de la canción, es evidente que no es una canción que defienda las acciones de sus personajes, pero por momentos parece que el artista cruzará una línea. Todo el disco es violento, pero ‘Kim’ es realista.
SOLO EMINEM ES EMINEM
Fuera de los sencillos hay momentos memorables. Entre ellos ‘Marshall Mathers’, la canción que da título al disco, y donde el artista admite que por momentos le sorprende lo grande que se ha hecho de forma tan rápida, además de recordar lo mucho que detesta a Nsync. Además, ‘The Way I Am’ donde recuerda que parte de su éxito artístico viene, precisamente, de la capacidad de crear controversias, aunque no haya envejecido del todo bien.
Por momentos es complicado de ignorar lo difícil que es escuchar lo que Eminem tiene que decir, pero es también el primer acercamiento en la historia del hip hop a varias de estas ideas. No es impecable, pero 25 años después el escuchar, un disco decidido a ser políticamente incorrecto, y con una de las mejores producciones de la historia del género, termina refrescando todo el pop moderno.