En las estadísticas de la siniestralidad vial, hay un dato que se repite cada año como una herida abierta: los motoristas siguen muriendo en nuestras carreteras. Y lo más alarmante no es solo la cifra, sino el hecho de que, pese a las múltiples campañas, reformas y controles, esa cifra no baja. La Dirección General de Tráfico (DGT) está ante un dilema persistente y, hasta ahora, irresuelto.
Solo en 2024, según datos de la DGT, perdieron la vida 286 motoristas en vías interurbanas. Una tragedia que no solo habla de números, sino de familias rotas, de vidas truncadas y de un sistema de seguridad vial que, al menos con este colectivo, no está funcionando como debería.
2Medidas pioneras, pero insuficientes: por qué la DGT no logra frenar la sangría
Ante esta situación, la DGT ha desplegado un paquete de medidas centradas exclusivamente en este colectivo. Una de las más destacadas es la revisión del acceso al permiso A. Desde julio de este año, quienes quieran obtener el carnet deberán realizar más prácticas en tráfico real y utilizar airbag durante las clases prácticas. Una apuesta por una formación más exigente, adaptada a los peligros reales.
Pero esto no es todo. También se han diseñado cursos de recuperación de puntos específicos para motoristas, se han instalado paneles informativos en tramos de riesgo, y se han incrementado los controles en carreteras secundarias, donde se registra el mayor número de accidentes fatales.
Otra de las propuestas sobre la mesa —aún pendiente de aprobación parlamentaria— es la obligatoriedad de formación para conductores con carnet B que quieran manejar motos de hasta 125 cc. Esta medida responde a un problema frecuente: muchos conductores de coche pasan a la moto sin la preparación adecuada, y eso, en un vehículo tan expuesto, puede tener consecuencias trágicas.
Pese a todo, la siniestralidad no baja. Y ahí está el dilema. ¿Qué está fallando? ¿Es un problema de concienciación, de formación o simplemente de actitud? La DGT lo sabe: las campañas ayudan, pero no cambian conductas arraigadas de un día para otro.