Así consigues la siesta perfecta: el tiempo exacto para no despertar peor que antes

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La tradición de la siesta se ha convertido en uno de los hábitos más reconocidos internacionalmente de la cultura española, aunque muchos la practican sin conocer sus verdaderos beneficios. La siesta, cuando se realiza correctamente, puede transformarse en una poderosa herramienta para mejorar nuestro rendimiento diario y bienestar general, siempre que sepamos exactamente cuánto tiempo dedicarle. En plena era de la productividad y el estrés continuado, este descanso breve resurge como una solución natural frente a la fatiga, especialmente cuando se ajusta a la duración precisa que nuestro organismo necesita.

El problema surge cuando, tras despertar de una siesta prolongada, experimentamos esa desagradable sensación de aturdimiento y mayor cansancio, lo que vulgarmente conocemos como «modorra post-siesta». Este fenómeno, lejos de ser anecdótico, tiene una explicación científica relacionada con los ciclos de sueño y sus fases, algo que la comunidad médica ha estudiado ampliamente en las últimas décadas para determinar la duración óptima de este descanso. Los expertos coinciden en señalar que existe un tiempo exacto para conseguir aprovechar todos los beneficios sin sufrir los efectos negativos de la interrupción del sueño profundo.

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CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LA SIESTA IDEAL

Fuente Freepik

Para aprovechar al máximo los beneficios de la siesta sin sufrir sus efectos negativos, es fundamental crear un entorno propicio que facilite un descanso efectivo en poco tiempo. La temperatura ideal de la habitación debe oscilar entre los 18 y 20 grados, ya que el calor excesivo dificulta la conciliación rápida del sueño. Es recomendable reducir al mínimo los estímulos luminosos y sonoros, utilizando antifaz y tapones si es necesario para conseguir una desconexión más inmediata que permita maximizar esos valiosos minutos de descanso.

El momento óptimo para realizar la siesta coincide con la bajada natural de energía que experimentamos después del almuerzo, aproximadamente entre las 14:00 y las 16:00 horas. Los cronobiólogos señalan que este periodo representa un valle en nuestro ritmo circadiano diario, facilitando naturalmente la conciliación del sueño. Es aconsejable usar algún tipo de alarma suave que no genere sobresaltos, programándola idealmente para que suene entre los 20 y 25 minutos desde el momento en que nos disponemos a descansar, teniendo en cuenta que necesitaremos algunos minutos para conciliar el sueño. Esta precisión en el tiempo es la clave para despertar revitalizados y no caer en las fases de sueño profundo.

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