En la primera semana del pasado mes de abril, la Dirección General de Tráfico (DGT) puso en marcha una nueva campaña de vigilancia en carretera que batió récords tanto en número de vehículos controlados como en conductores sancionados. Una operación que, aunque disfrazada de acción preventiva, deja en el aire una pregunta incómoda: ¿estamos ante una herramienta de seguridad vial o frente a una máquina de recaudar?
Los datos de la DGT, por lo menos, encienden la señal de alerta. Y es que, aunque las cifras oficiales hablan de prevención, las cifras económicas y la estrategia en la elección de vías ponen en duda el discurso institucional.
4Las carreteras secundarias: las grandes olvidadas
Hay otro dato que llama poderosamente la atención: las carreteras secundarias —donde se registra el mayor número de siniestros mortales en España— siguen siendo las menos controladas. A pesar de su peligrosidad, no concentran el foco de las campañas intensivas.
La DGT ha argumentado en reiteradas ocasiones que el despliegue de medios es más complejo en este tipo de vías, lo cual limita la frecuencia de controles. Pero, para muchos especialistas, este argumento ya no es suficiente. En la actualidad, con el desarrollo de tecnologías móviles, drones y sensores, sería perfectamente viable reforzar la vigilancia en estos tramos.
Entonces, la pregunta que se impone es otra: ¿por qué se eligen las autopistas para hacer más controles si no son las vías más mortales? La respuesta parece estar nuevamente en la eficacia recaudatoria. En una autovía, es más fácil instalar un radar y sancionar a cientos de conductores por día. En cambio, en una carretera secundaria, los recursos se dispersan y los resultados son menos “rentables”.