El mercado de suplementos vitamínicos mueve millones de euros cada año en España, con miles de personas que recurren a estos productos buscando mejorar su salud. Las vitaminas se han convertido en un recurso habitual en muchos hogares españoles, especialmente entre quienes buscan compensar carencias nutricionales o potenciar su sistema inmunológico, sin embargo, pocos conocen realmente cómo aprovecharlas correctamente. Estudios recientes demuestran que hasta un 70% de los consumidores comete errores fundamentales al tomarlas, desperdiciando tanto dinero como potenciales beneficios para su organismo.
El desconocimiento generalizado sobre la correcta ingesta de estos suplementos no solo representa un gasto innecesario para el bolsillo, sino que en algunos casos puede llegar a ser contraproducente para nuestra salud, según advierten los expertos en nutrición. La popularización de las vitaminas como solución rápida a problemas de salud ha generado un consumo indiscriminado que raramente tiene en cuenta factores esenciales como la absorción, las interacciones entre nutrientes o las necesidades reales del organismo según edad, sexo y condiciones particulares de cada persona.
3SUPLEMENTACIÓN SIN NECESIDAD: EL EXCESO TAMBIÉN PERJUDICA
La creencia generalizada de que «más es mejor» constituye uno de los errores más graves y extendidos en el consumo de vitaminas. Las campañas publicitarias han contribuido a normalizar la idea de que estos suplementos resultan beneficiosos para cualquier persona, independientemente de su estado nutricional. La realidad, sin embargo, es bien distinta: tomar vitaminas sin una deficiencia diagnosticada puede resultar no solo innecesario, sino potencialmente perjudicial en casos de hipervitaminosis, especialmente con las vitaminas liposolubles que se acumulan en el tejido adiposo. Este fenómeno afecta particularmente a las vitaminas A y D, cuyo exceso puede provocar toxicidad.
Los análisis clínicos demuestran que aproximadamente el 65% de los consumidores habituales de vitaminas no presentan carencias reales que justifiquen dicha suplementación. El sobrecosto asociado a esta práctica supera los 300 millones de euros anuales en España, una cifra que refleja el impacto económico de decisiones basadas en percepciones erróneas sobre las necesidades nutricionales. Los especialistas recomiendan realizar análisis periódicos que identifiquen posibles deficiencias antes de iniciar cualquier régimen de suplementación, adaptando las dosis a las necesidades específicas y evitando el consumo indiscriminado que caracteriza actualmente el mercado de las vitaminas.