Especial 20 Aniversario

No te dejes engañar: Estas son las joyas saludables escondidas en Mercadona

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Ir al supermercado puede convertirse en una batalla mental. El hambre manda, el envoltorio seduce y la letra pequeña confunde. Entre etiquetas prometedoras como “0% azúcares” o “light” que no siempre dicen la verdad, elegir bien lo que compramos se ha vuelto un arte. Pero incluso en Mercadona, hay más de lo que parece a simple vista.

En este recorrido vamos más allá del prejuicio. Nos detenemos en esos productos que, con apariencia de antojo, esconden ingredientes sorprendentemente naturales. Este artículo es una guía para descubrir las opciones saludables, sabrosas y sin culpa que ofrece Mercadona. Porque comer bien no siempre implica renunciar al placer, sino aprender a mirar con otros ojos lo que echamos al carro.

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El arte de leer etiquetas: por qué lo natural no siempre se anuncia

El arte de leer etiquetas: por qué lo natural no siempre se anuncia
Fuente: Agencias

Una de las grandes lecciones que deja esta investigación sobre productos de Mercadona es que no siempre debemos guiarnos por los reclamos publicitarios del envase. A veces, lo verdaderamente saludable está en la simplicidad de la lista de ingredientes, no en las palabras llamativas.

Por ejemplo, productos como la masa de pizza o el puré de batata pasan desapercibidos para muchos compradores porque no llevan sellos de “bio”, ni de “sin conservantes”, ni se anuncian como “100% naturales”, aunque lo sean. En cambio, otros productos se presentan como saludables, pero contienen azúcares añadidos, almidones modificados o edulcorantes artificiales.

Mercadona ha ido ganando terreno en este tipo de propuestas limpias, que apuestan por ingredientes básicos, sin artificios ni añadidos innecesarios. Pero requiere una actitud activa por parte del consumidor: leer, comparar, cuestionar. El nutricionista Navarro insiste en algo que parece obvio, pero que a menudo olvidamos: “Si no entiendes los ingredientes que aparecen en una etiqueta, probablemente no deberías comerlo”. Y eso se aplica tanto a productos caros como a los más humildes.