Una Liga en juego… y un dilema para Carlo Ancelotti llamado Tchouaméni
El Real Madrid se juega mucho en estas últimas cinco fechas de LaLiga. No solo pelea por recortar los cinco puntos de ventaja que le lleva el Barcelona, sino que se aferra a lo que podría ser su última gran esperanza de la temporada. En ese escenario, Carlo Ancelotti se encuentra ante una decisión que podría definir su futuro… y el del campeonato. El protagonista del dilema es Aurélien Tchouaméni, uno de los pilares silenciosos pero vitales del mediocampo. El francés está al borde de la suspensión. Si ve una tarjeta amarilla frente al Celta, se perderá el Clásico en Montjuïc. ¿Qué hacer? ¿Arriesgarlo en un partido clave o guardarlo para el duelo más determinante del curso?
La posible ausencia de Tchouaméni en el Clásico sería un golpe durísimo para un equipo ya tocado por las lesiones. Su presencia es sinónimo de equilibrio, y en medio de tantas ausencias, su rol se vuelve aún más esencial. Ancelotti lo sabe, pero también entiende que no puede dejar escapar puntos frente a un rival como el Celta. El margen de error ya es inexistente. Cada partido se ha transformado en una final anticipada. Entre la urgencia del presente y el miedo al futuro inmediato, el técnico italiano debe elegir con precisión quirúrgica. Porque para este Madrid sin red de seguridad, no hay mañana si no gana hoy.
Una defensa devastada y sin respuestas claras
El panorama defensivo del Real Madrid es, sencillamente, alarmante. Nunca antes había afrontado un tramo final de temporada con tantas bajas simultáneas. Carvajal, Militao, Rüdiger y Mendy —los cuatro defensores titulares— están completamente descartados. Y eso ha obligado a Ancelotti a tirar de soluciones de emergencia. Lucas Vázquez ha ocupado el lateral derecho, Camavinga se ha visto forzado a cubrir el izquierdo, Asensio ha bajado al centro de la defensa, y Valverde ha tenido que actuar de comodín en múltiples posiciones. Lo que antes era una línea sólida se ha convertido en una estructura improvisada, mutante, que cambia partido tras partido.
Pero las lesiones no explican todo. Hay un problema más profundo. La falta de solidez colectiva. El equipo ha encajado 69 goles, una cifra alarmante que supera por mucho la del año pasado. El Madrid está partido. No hay conexión entre las líneas, ni sacrificio defensivo desde los atacantes. La presión alta es inconstante, y el repliegue, tardío. Ancelotti ha insistido una y otra vez en la necesidad de compromiso defensivo, pero sus palabras no han encontrado eco. El equipo, por momentos, simplemente no responde. Y en una Liga tan apretada, donde cada punto cuenta, esta fragilidad defensiva puede resultar letal.
Ancelotti y un adiós que se acerca en silencio
Más allá de los puntos, las tarjetas o las lesiones, en el aire flota una sensación inevitable. La era Ancelotti podría estar llegando a su fin. El técnico italiano enfrenta este final de temporada con la presión del resultado… pero también con el peso emocional de una despedida que parece cada vez más cercana. La eliminación en Champions League, el juego irregular del equipo y las dudas en la gestión de ciertos momentos han puesto su continuidad en entredicho. Y eso, pese a sus 15 títulos al frente del club blanco. Ni siquiera una hipotética remontada en LaLiga garantizaría su permanencia. En los despachos del Bernabéu ya se mencionan nombres para su relevo, con Xabi Alonso liderando esa lista.
A este incierto panorama se le sumó otro factor, el interés de la selección brasileña. Desde la Confederación Brasileña presionan para que firme ya mismo, pero Ancelotti ha sido tajante. “Solo firmaré con Brasil cuando acabe la Liga”. Es su forma de respetar al club hasta el final, de cerrar un ciclo con dignidad. El italiano quiere irse con la frente en alto, y, por qué no, con una última gran ovación del Bernabéu. Sabe que su legado merece un cierre a la altura de lo conseguido. Porque más allá del título o del resultado final, lo que también se juega en estas semanas es la forma en la que Carlo se despide de su casa.