La Feria de Abril de Sevilla 2025 se pasa a mayo, y eso ha puesto a más de uno a preguntarse qué pasa con esta fiesta tan sevillana. Siempre conocida por llenar abril de farolillos y sevillanas, este año se muda del 6 al 11 de mayo, arrancando con el «Lunes de Pescaíto» el día 5.
El cambio no es capricho: tiene que ver con cómo se mueven las fechas en el calendario, porque la Feria siempre va jugando con las fechas de la Semana Santa, que no se queda quieta ningún año. Así que esta vez, con la Pascua cayendo donde cae, la primavera se alarga un poco para los caseteros.
No es la primera vez que pasa algo así, y el clima de Sevilla tiene mucho que decir al respecto. Aunque la Feria nació en abril y de ahí le viene el nombre, el calorazo que a veces pega en ese mes ponía las cosas difíciles, tanto para los que iban a disfrutar como para los que la montaban.
Por eso, hace años ya se empezó a tirar hacia finales de abril o principios de mayo, buscando un tiempo más suave que no dejara a nadie achicharrado. Así que, aunque siga llamándose «Feria de Abril» por aquello de las raíces, que se celebre en mayo, no es ninguna novedad rara: es una vieja costumbre para que todos, desde los que bailan hasta los que sirven el rebujito, lo pasen mejor y sin sofocos.
El vínculo entre la Semana Santa y las fechas de la Feria de Abril
La Feria de Abril de Sevilla baila al son de la Semana Santa, y no es cosa de ahora: desde que arrancó en el siglo XIX, siempre ha ido detrás del calendario religioso y de las fases de la luna. La cosa es que la Semana Santa sevillana se pega a los días antes de la Pascua, y la Feria espera a que pase esa fiesta sagrado para montar su fiesta.
Como la Pascua no tiene día fijo, la Feria tampoco, y este 2025, con la Semana Santa cayendo a finales de marzo, el alumbrado y las casetas se pasan a principios de mayo. Este meneo en las fechas no es solo un capricho del calendario; también le viene bien a Sevilla para organizarse.
Tanto la Semana Santa como la Feria tiran mucho de logística y llaman a un montón de turistas, así que mover la Feria a mayo evita que se pisen los talones y deja que las dos brillantes por su cuenta. De paso, los sevillanos y los que vienen de fuera pueden saborear las dos fiestas sin agobios ni tener que elegir entre pasos y sevillanas en el mismo mes.
Un ajuste climático: por qué mayo es el mes ideal para la celebración
Si la Feria de Abril acaba en mayo, no es por casualidad: el calor que pega en Sevilla en primavera tiene mucho que ver. Aunque la fiesta nació en abril, con el paso de los años se ha visto que el sol de ese mes puede apretar demasiado, y eso complica la vida tanto a los que van a pasarlo bien como a los que la organizan.
Más de una vez, el termómetro ha subido tanto que las actividades al aire libre se hacían cuesta arriba, así que los responsables decidieron darle una vuelta al calendario. Pasarla a principios de mayo trae un tiempo más llevadero, y eso hace que bailar sevillanas o tomarse algo en las casetas sea mucho más agradable. En mayo, la cosa cambia: el calor no aprieta tanto como a finales de abril y la primavera ya está más asentada, dejando un clima que invita a disfrutar sin sudar la gota gorda.
Para los sevillanos y los turistas que se acercan, esto significa poder meterse de lleno en la fiesta, con sus bailes, sus paseos y sus reuniones, sin el agobio de un sol que quema. De paso, mover las fechas también ayuda a que todo sea más seguro y cómodo, porque nadie quiere estar pendiente de si el calor va a dar un disgusto mientras intentas pasarlo bien.
La tradición versus la adaptación: el legado histórico de la Feria de Abril en el calendario sevillano
La Feria de Abril ha sabido amoldarse a los vaivenes del calendario, pero su nombre sigue siendo un guiño a cuando todo empezó allá por el siglo XIX, con abril como protagonista. En sus inicios, aquello era un mercado de ganado, y aunque con los años se convirtió en la gran fiesta que hoy conocemos, el mes de abril quedó grabado en su ADN.
Que siga llamándose así, incluso cuando las fechas se mueven, es una forma de mantener viva la tradición y no perder de vista de dónde viene, cuáles es el verdadero origen y luego está el tema económico, el objetivo es hacerle la visita más fácil a los turistas y en mayo viene mejor, según los organizadores. Al fin y al cabo, la Feria es mucho más que un evento para Sevilla: es un pedazo de su alma, y sus costumbres son el pegamento de la identidad local, así que, aunque se retoquen los días, el espíritu sigue siendo el mismo.
Dicho esto, no hay manera de escapar a los ajustes que piden el clima y la organización. Moverla en el calendario ha sido clave para que la Feria no se quede anclada y siga creciendo sin desdibujarse. En 2025, por ejemplo, tocará disfrutarla en mayo, pero eso no le quita ni un ápice de su peso histórico y cultural. Esta capacidad de adaptación ha hecho que siga siendo uno de los momentazos del año en Sevilla, y aunque se corra a mayo, el nombre y las tradiciones que la sostienen son un espejo de su historia que no se rompe.