Especial 20 Aniversario

Si tienes este síntoma al despertar, tu hígado está pidiendo ayuda

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Despertar con un sabor desagradable en la boca es una experiencia que muchos españoles conocen pero pocos relacionan con su salud. El hígado, ese órgano fundamental pero silencioso, puede estar enviando señales de alerta a través de síntomas aparentemente inofensivos que solemos atribuir a una mala digestión o falta de higiene bucal. Expertos en medicina hepatológica señalan que ignorar estas manifestaciones podría retrasar diagnósticos importantes y complicar tratamientos en etapas más avanzadas.

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La sensación de sabor metálico o amargo al abrir los ojos cada mañana no es simplemente una molestia pasajera. Según datos recientes de la Asociación Española para el Estudio del Hígado, más del 30% de los pacientes con enfermedades hepáticas en fase inicial reportan alteraciones del gusto como uno de sus primeros síntomas, especialmente durante las primeras horas del día. Esta manifestación, a menudo subestimada, podría ser la diferencia entre detectar a tiempo una afección tratable o enfrentarse a complicaciones más severas.

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OTROS SIGNOS QUE ACOMPAÑAN AL SABOR METÁLICO Y CONFIRMAN PROBLEMAS HEPÁTICOS

Fuente: Pexels

El sabor metálico o amargo raramente se presenta como síntoma aislado cuando el hígado está comprometido. La experiencia clínica demuestra que suele venir acompañado de otras manifestaciones que, en conjunto, conforman un cuadro más completo y orientativo. Fatiga inexplicable, especialmente al despertar, coloración amarillenta sutil en la esclerótica ocular o cambios en la tonalidad de la orina son señales complementarias a las que debemos prestar atención. El hígado sobrecargado también puede manifestarse a través de digestiones más lentas o sensación de pesadez abdominal sin causa aparente, particularmente en el cuadrante superior derecho.

Las estadísticas sanitarias revelan un dato preocupante: más del 60% de los españoles con enfermedad hepática en fase inicial no buscan atención médica al experimentar estos síntomas, atribuyéndolos erróneamente a problemas digestivos pasajeros o estrés. La hinchazón abdominal persistente, cambios inexplicables en el peso corporal o sensibilidad aumentada a ciertos alimentos son otros indicadores que, junto al sabor desagradable matutino, deberían activar nuestras alarmas. Los especialistas insisten en que la combinación de estos síntomas, especialmente si persisten más de dos semanas, justifica plenamente una consulta con el médico de atención primaria para valorar la realización de pruebas específicas de función hepática.

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