La salud comienza desde dentro, literalmente. Nuestro intestino representa uno de los órganos más infravalorados del cuerpo humano a pesar de su vital importancia. Los expertos llevan años alertando sobre cómo determinados hábitos cotidianos están destruyendo silenciosamente nuestra microbiota intestinal sin que seamos conscientes de ello. Esta comunidad de microorganismos que habita en nuestro intestino no solo ayuda a digerir alimentos, sino que constituye una barrera defensiva frente a patógenos y regula aspectos cruciales de nuestro sistema inmunitario y metabolismo.
La alimentación moderna, cargada de productos ultraprocesados, se ha convertido en el principal enemigo de nuestra flora intestinal. Cada bocado que damos puede estar contribuyendo a un deterioro progresivo de nuestro intestino, creando el caldo de cultivo perfecto para la aparición de enfermedades que van desde problemas digestivos hasta trastornos autoinmunes. Un intestino dañado no es solo un problema digestivo localizado, sino el origen de una cascada de alteraciones que afectan a todo el organismo, comprometiendo nuestra salud de formas que apenas comenzamos a comprender.
4ANTIBIÓTICOS: EL ARMA DE DOBLE FILO QUE ARRASA CON TU FLORA INTESTINAL

Los antibióticos han salvado millones de vidas desde su descubrimiento, pero su uso indiscriminado está generando consecuencias devastadoras para nuestro intestino. Estos medicamentos no distinguen entre bacterias patógenas y beneficiosas, provocando una destrucción masiva de la microbiota intestinal que puede tardar meses o incluso años en recuperarse completamente. El desequilibrio resultante, conocido como disbiosis, constituye el terreno ideal para la colonización por microorganismos oportunistas y el desarrollo de resistencias bacterianas, creando un círculo vicioso que debilita progresivamente nuestras defensas naturales y altera la funcionalidad del intestino como órgano fundamental para nuestra inmunidad.
La prescripción responsable y el uso racional de antibióticos resultan cruciales para preservar la salud intestinal. Numerosos estudios han documentado cómo tras un tratamiento antibiótico se produce una pérdida significativa de diversidad microbiana en el intestino, asociada al incremento de trastornos gastrointestinales, enfermedades autoinmunes e incluso problemas de salud mental. Los probióticos y prebióticos pueden ayudar a mitigar estos efectos adversos, favoreciendo la repoblación del intestino con microorganismos beneficiosos que restablecen el equilibrio alterado por la terapia antibiótica y ayudan a recuperar la funcionalidad normal del sistema digestivo.