Conducir es mucho más que un simple acto cotidiano: es sinónimo de libertad, autonomía y movilidad. Sin embargo, esa capacidad de ponerse al volante no es ilimitada. La Dirección General de Tráfico (DGT) establece rigurosos controles médicos para garantizar que todos los conductores cumplan con las condiciones físicas y mentales necesarias. Algunas enfermedades pueden suponer la retirada temporal o definitiva del carné, un tema que afecta a miles de españoles cada año.
¿Qué patologías impiden renovar el permiso? ¿Cómo actúa la DGT ante casos de deterioro cognitivo o problemas cardiovasculares? En este artículo profundizaremos en las normas que rigen la aptitud para conducir y las enfermedades que más preocupan a los expertos en seguridad vial.
2Enfermedades neurológicas: cuando el cerebro dice «no»
El Alzheimer, la esclerosis múltiple o un ictus previo son algunas de las patologías que más preocupan a los especialistas. Estas enfermedades afectan directamente a la memoria, la orientación espacial y la toma de decisiones, habilidades esenciales para conducir.
- Demencia en fase avanzada: La DGT suele denegar el permiso si hay deterioro cognitivo significativo.
- Epilepsia no controlada: Quienes sufren crisis recurrentes no pueden conducir hasta demostrar estabilidad durante al menos un año.
- Parkinson en etapas graves: La pérdida de movilidad y los temblores invalidan la capacidad de manejar un vehículo con seguridad.
En algunos casos, los médicos pueden emitir permisos con restricciones (como no conducir de noche o evitar autopistas), pero siempre priorizando el bien común.