Novedoso proyecto del Padre Ángel: Un oasis de comunidad para nuestros mayores solitarios

En un mundo cada vez más acelerado y solitario, el padre Ángel, presidente y fundador de Mensajeros de la Paz, ha presentado un proyecto revolucionario que busca abordar uno de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad: la soledad de las personas mayores.

La Ciudad Dorada, un complejo de aldeas de encuentro y lugares de descanso en Asturias, se erige como un oasis de calidez y comunidad, brindando a los adultos mayores vulnerables un espacio para redescubrir la alegría del acompañamiento y el cariño.

Inspirado en la emblemática Perlora, este proyecto innovador se aleja de la frialdad de las grandes residencias, ofreciendo en su lugar un hogar acogedor con todos los servicios necesarios, desde comedores hasta lavanderías, donde los mayores puedan socializar y aprender a afrontar la soledad de manera positiva. La Ciudad Dorada se perfila como un proyecto ambicioso, con una primera fase de 12 aldeas ya realizada y una segunda etapa que contempla la creación de 32 aldeas adicionales, con el objetivo de extenderse a otras provincias españolas.

UNA ALTERNATIVA A LAS GRANDES RESIDENCIAS

Para el padre Ángel, la soledad no se cura con pastillas, sino con acompañamiento y cariño. Es por eso que la Ciudad Dorada se presenta como una alternativa a las grandes residencias, que si bien pueden estar bien equipadas, a menudo se perciben como lugares fríos, alejados de la calidez del hogar. En este nuevo complejo, los mayores encontrarán un espacio donde se les conocerá por su nombre, donde se sabrá de sus alegrías y penas, y donde podrán contar con el apoyo y la compañía de sus pares.

Además, el proyecto se basa en una filosofía de integración y participación, donde los adultos mayores designados por los Servicios Sociales de las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, a través de convenios de colaboración, serán los protagonistas de este oasis de encuentro y descanso. De esta manera, se garantizará la sostenibilidad a largo plazo de este innovador concepto.

UN HOGAR DONDE SE SABE EL NOMBRE DE CADA RESIDENTE

El padre Ángel destaca la importancia de crear «ciudades pequeñas» donde los residentes se conozcan entre sí, donde se sepa si alguien se ha enfermado, si alguien ha fallecido o si alguien ha conseguido un empleo o un premio de lotería. Esta cercanía y conexión es fundamental para combatir la soledad, pues el acompañamiento y el cariño son los mejores aliados para hacer frente a este «problema mayor» de la sociedad actual.

En este sentido, el sacerdote hace hincapié en que «no hay pobreza mayor que la soledad», y que, si bien buscar una residencia para los mayores es importante, eso no lo es todo. Es necesario visitar, acompañar y compartir momentos con ellos, ya sea en la playa, en la ciudad o en un simple paseo. Solo de esta manera podremos garantizar que nuestros adultos mayores se sientan amados y valorados, brindándoles la oportunidad de disfrutar de una vejez plena y satisfactoria.

UNA VISIÓN INTEGRAL DEL BIENESTAR DE LOS MAYORES

La Ciudad Dorada no solo se presenta como un espacio físico, sino como una filosofía de vida que busca transformar la forma en que nuestra sociedad aborda el reto de la soledad en la tercera edad. Alejándose de las soluciones parciales, este proyecto ambicioso aspira a acompañar a los mayores vulnerables de manera integral, brindándoles un hogar cálido y acogedor, donde puedan redescubrir el valor de la compañía y el cariño.

Al mismo tiempo, la sostenibilidad a largo plazo de este modelo se ve garantizada por los convenios de colaboración con los Servicios Sociales y los Ayuntamientos, asegurando que los beneficiarios del proyecto sean designados de manera equitativa y transparente.

Con esta iniciativa, el padre Ángel y Mensajeros de la Paz se erigen como pioneros en la búsqueda de soluciones innovadoras para abordar uno de los retos más apremiantes de nuestra época: la soledad de los adultos mayores. La Ciudad Dorada se perfila como un ejemplo a seguir, no solo en España, sino en todo el mundo, demostrando que es posible crear espacios donde la dignidad, el respeto y el amor sean los pilares fundamentales del bienestar de nuestros mayores.