La mortalidad provocada por el calor en Europa ha cobrado la vida de al menos 47.000 personas en 2023, según un estudio publicado en la revista Nature Medicine. Esta alarmante cifra ha llevado a la eurodiputada socialista Leire Pajín a pedir a la Comisión Europea que tome medidas inmediatas para abordar este grave problema de salud pública.
En una pregunta escrita al ejecutivo comunitario, Pajín insta a la Comisión a promover una mayor coordinación entre los servicios meteorológicos, los organismos de protección civil y las autoridades de salud pública. Además, le pregunta si tiene prevista alguna estrategia de salud pública específica para hacer frente a los efectos del calor extremo.
Impacto Devastador del Calor Extremo
Recientes datos del Instituto de Salud Carlos III revelan que en Alicante, la provincia española, se habrían registrado alrededor de 50 defunciones durante los primeros 11 días de agosto debido al intenso calor. Estas cifras son solo la punta del iceberg, ya que el cambio climático está aumentando la frecuencia y la severidad de las olas de calor en todo el continente.
La europarlamentaria Pajín subraya que el año pasado tuvo «el segundo verano con las temperaturas medias más altas en Europa y el primero a nivel mundial. Esto ha generado graves problemas de salud, como descompensaciones metabólicas, insuficiencias renales e infecciones urinarias, afectando principalmente a las mujeres, las personas mayores y las poblaciones empobrecidas.
Según Pajín, es «necesario responder con urgencia a estos desafíos provocados por el cambio climático y reducir la carga de mortalidad ante el aumento de la temperatura». Para ello, destaca la importancia de monitorizar el clima y la temperatura en tiempo real, fomentar la colaboración entre organismos e instituciones y preparar adecuadamente el sistema de asistencia sanitaria y social.
Hacia una Estrategia Europea de Salud Global
Tras los efectos devastadores de la ola de calor de 2003, algunos estados miembros como España han comenzado a desarrollar planes de acción de salud para minimizar las consecuencias de estos eventos climáticos extremos. Sin embargo, Pajín considera que es necesario ir más allá y promover una estrategia europea de salud global que haga un seguimiento exhaustivo de la población más vulnerable.
La eurodiputada subraya que «el cambio climático tiene consecuencias en nuestra salud» y que «Europa debe reaccionar e implantar una estrategia europea de salud global que haga un seguimiento exhaustivo de la población más vulnerable». Solo a través de una acción coordinada a nivel europeo se podrá hacer frente de manera efectiva a los efectos devastadores del calor extremo y salvar miles de vidas.
En resumen, la mortalidad provocada por el calor en Europa es un problema de salud pública que requiere una respuesta urgente y coordinada a nivel comunitario. La Comisión Europea debe promover una estrategia europea de salud global que implique a los servicios meteorológicos, los organismos de protección civil y las autoridades de salud pública, con el objetivo de monitorizar el clima, preparar el sistema de asistencia sanitaria y social, y reducir la carga de mortalidad ante el aumento de la temperatura.