La inflación en Estados Unidos ha seguido desacelerándose en los últimos meses, según los datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo. En el mes de julio, el índice de precios de consumo (IPC) se situó en el 2,9% interanual, lo que supone una caída de una décima respecto al dato previo y su menor cifra desde marzo de 2021.
Por su parte, el índice subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, cerró el séptimo mes del año con un incremento del 3,2%, una décima menos y su menor marca desde abril de 2021. Este dato es particularmente relevante, ya que el índice subyacente es la variable preferida por la Reserva Federal para monitorizar el coste de la vida.
Moderación de los Precios de Alimentos y Energía
Desglosando los componentes, los alimentos se encarecieron un 2,2% interanual, mientras que la energía fue un 1,1% más cara que doce meses antes. Estas cifras reflejan una moderación en los precios de estos segmentos, que suelen ser más volátiles.
Implicaciones para la Política Monetaria
Este descenso de la inflación podría contribuir a la normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Si bien la Fed sigue vigilante, el comunicado del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) después de su última reunión de julio señaló que la entidad no espera reducir los tipos de interés hasta que haya ganado mayor confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenida hacia el 2%.
Cabe destacar que, a pesar de los avances en la desaceleración de la inflación durante los últimos meses, la Fed aún considera que la inflación sigue siendo algo elevada, por lo que continuará monitorizando de cerca la evolución de las perspectivas y el equilibrio de riesgos para determinar sus próximos pasos en materia de política monetaria.