La noticia del cierre de la planta de la multinacional belga Bosal en Pedrola (Zaragoza) ha causado gran consternación entre los trabajadores y la comunidad local. David Chico, presidente del comité de empresa, ha denunciado que esta decisión ha sido «una vergüenza» y ha exigido que el Gobierno de Aragón vigile de cerca la manera en que la dirección de la planta está actuando.
Según Chico, la empresa pretende que sea el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA) el que pague las indemnizaciones por los 131 despidos, algo a lo que los sindicatos se oponen rotundamente. Asimismo, han criticado el bloqueo que están sufriendo en la negociación, ya que la dirección les ha informado de que habrá un concurso de acreedores «porque no iban a tener capacidad de afrontar ni las indemnizaciones ni las cotizaciones de la Seguridad Social».
La Historia de Bosal en Pedrola: Una Década de Pérdidas
La planta de Bosal en Pedrola ha sido escenario de una larga trayectoria de dificultades económicas. Chico ha revelado que la factoría lleva perdiendo dinero durante los últimos 20 años, a pesar de que el grupo empresarial al que pertenece le ha inyectado fondos para mantenerla a flote. Sin embargo, esta inyección de capital parece haber sido insuficiente para evitar el cierre de la planta.
Cabe recordar que esta no es la primera vez que Bosal cierra una de sus factorías. Hace una década, la empresa cerró su planta en Valencia, donde trabajaban unas 300 personas junto con varias decenas de autónomos, «y fue de la misma manera, presentando un concurso de acreedores de un día para otro y dejando a todas las familias en la calle», según ha denunciado Chico.
La dirección de la planta ha tomado medidas drásticas, como suspender la actividad productiva, sacar materiales ya fabricados de la factoría para ponerlos en venta y intentar devolver el material de los proveedores. Estas acciones han generado desconfianza y preocupación entre los trabajadores, quienes no esperaban este giro inesperado en la actividad de la empresa.
El Impacto en los Trabajadores y la Negociación
El cierre de la planta tendrá un impacto devastador en los 131 trabajadores afectados, la mayoría de los cuales son mayores de 55 años. Javier Castillero, uno de los empleados, ha expresado su frustración al verse abocado a una jubilación anticipada, lo que le supondrá «perder muchísimo dinero».
En medio de esta situación, el comité de empresa ha exigido que sea la propia empresa la que asuma el pago de las indemnizaciones y las cotizaciones a la Seguridad Social, en lugar de trasladar esta carga al FOGASA. Además, han solicitado recolocaciones, especialmente para los trabajadores de mayor edad.
Sin embargo, la negociación con la dirección de la planta se ha visto bloqueada, ya que la empresa ha alegado que no tendrá capacidad para hacer frente a las indemnizaciones y las cotizaciones. Esto ha generado una gran indignación entre los trabajadores, quienes se sienten desprotegidos y sin opciones ante el inminente cierre de la planta.
En resumen, el cierre de la planta de Bosal en Pedrola ha supuesto un duro golpe para los trabajadores y la comunidad local. La larga trayectoria de pérdidas de la empresa, sumada a la falta de compromiso para asumir las responsabilidades correspondientes, ha dejado a los empleados en una situación de gran incertidumbre y vulnerabilidad. Ante este panorama, los sindicatos y el comité de empresa han exigido una solución justa y digna para los trabajadores afectados.