Un reciente estudio realizado por el Instituto de las Mujeres ha evidenciado la urgente necesidad de representar la diversidad corporal de las mujeres. El informe, titulado «Mujeres jóvenes y trastornos de conducta alimentaria. Impacto de los roles y estereotipos de género», ha contado con la participación de más de 660 mujeres de entre 18 y 30 años que padecen o han padecido trastornos de conducta alimentaria (TCA).
El estudio aborda la insatisfacción corporal y la baja autoestima que sufren las mujeres debido a la continua presión sobre sus cuerpos, el estigma del peso en cuerpos «no normativos» y el papel que juegan agentes de socialización como los medios de comunicación, las redes sociales o la industria audiovisual.
El Estigma del Peso y la Violencia Institucional
Según los testimonios recogidos, las mujeres con cuerpos «no normativos» evitan acudir al médico por miedo a ser «humilladas por su peso», se someten a «interminables ciclos de dietas» y su salud mental se ve afectada al sentirse «señaladas, estigmatizadas, infravaloradas, humilladas y discriminadas.
La investigación también critica la utilización del Índice de Masa Corporal (IMC) como un índice de salud individual o general, ya que este fue diseñado hace 200 años con fines estadísticos y no tiene en cuenta variables como la masa muscular o la densidad ósea.
El Papel de los Agentes de Socialización
Además, el estudio aborda el papel que juegan los agentes de socialización, como los medios de comunicación, las redes sociales y la industria audiovisual. Según las conclusiones, estos sectores reproducen estereotipos de cuerpos no saludables, los convierten en normativos, estigmatizan aquellos que no se adaptan a los cánones y distorsionan la diversidad corporal humana asociando delgadez con belleza y éxito.
Para hacer frente a esta problemática, las mujeres participantes en el estudio señalan dos formas específicas de superar su enfermedad de manera consciente: profundizar más en el trastorno alimentario a través de su profesión (nutricionistas, psicólogas o artistas) y el activismo antigordofobia.
La investigadora, María Calado Otero, destaca que estas mujeres «llevan a cabo menos comparaciones sociales y tienen un pensamiento crítico elaborado sobre las presiones socioculturales que reciben las mujeres». Además, subraya la necesidad de poner en marcha transformaciones sociales que promuevan una imagen corporal positiva, basada en el bienestar social, físico y emocional, y cambiar los roles y estereotipos de género que continúan presentes en la cultura patriarcal.