En los últimos años, la proliferación de plantaciones ilegales de marihuana ha generado un desafío significativo para la red eléctrica española. Endesa, a través de su filial de redes e-distribución, ha registrado un alarmante aumento en el número de enganches ilegales destinados a alimentar estas operaciones clandestinas. Este fenómeno ha provocado un impacto considerable en la seguridad de los vecinos y la calidad del suministro eléctrico en las zonas afectadas.
Las cifras reveladas por la compañía energética son realmente preocupantes. Durante el primer semestre de 2023, se detectaron 1.260 enganches ilegales, lo que representa un incremento del 14% con respecto al mismo periodo del año anterior.
Esto se traduce en una media de siete desconexiones diarias para evitar el desvío de energía hacia estas plantaciones. Además, el consumo de electricidad asociado a estas actividades ilegales alcanzó los 141 millones de kilovatios hora (KWh), lo que equivale al consumo de cerca de 40.300 hogares.
EL IMPACTO DE LAS PLANTACIONES ‘INDOOR’ EN LA RED ELÉCTRICA
Las plantaciones de marihuana en el interior de edificios, comúnmente conocidas como plantaciones «indoor», han experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Según los datos de las fuerzas de seguridad, estas instalaciones son más difíciles de detectar y tienen un mayor rendimiento que las plantaciones a cielo abierto, llegando a producir de cuatro a seis cosechas anuales.
Este factor, sumado a la eficiencia de los sistemas de iluminación y ventilación utilizados para acelerar el crecimiento de las plantas, ha provocado que las plantaciones «indoor» acapararan el 81% de las plantas de marihuana incautadas en la Unión Europea durante el año 2022, de acuerdo con el European Drug Report 2024.
Sin embargo, el funcionamiento de estos sistemas de cultivo conlleva un enorme consumo de electricidad. Los enganches ilegales a la red eléctrica utilizados para alimentar estas operaciones generan una sobrecarga de potencia que activa las protecciones de los centros de transformación, provocando interrupciones del suministro que afectan a los vecinos de la zona.
Incluso en algunos puntos de la red gestionados por e-distribución, la potencia instalada ha tenido que multiplicarse por 12 para intentar evitar estas interrupciones, sin lograr eliminar por completo el problema.
RIESGOS PARA LA SEGURIDAD Y LA CALIDAD DEL SUMINISTRO
Además del impacto económico y operativo que supone el desvío de energía hacia estas plantaciones ilegales, Endesa ha señalado que en los últimos años se han registrado numerosos casos de incendios y electrocuciones vinculados a la manipulación de las instalaciones eléctricas.
Solo en el último mes, la compañía ha informado de cinco centros de transformación que han quedado calcinados en Andalucía, como consecuencia de la sobrecarga de la red derivada del fraude masivo, especialmente por plantaciones de marihuana.
Estas situaciones ponen de manifiesto los riesgos que las plantaciones ilegales representan para la seguridad física de los vecinos y la calidad del suministro eléctrico en las zonas afectadas. Además, Endesa ha indicado que sus empleados y los de las empresas contratistas que trabajan sobre el terreno han sufrido un centenar de agresiones y amenazas en los últimos tres años, cuando procedían a desmantelar estos fraudes.
En este contexto, la energética ha destacado que las cifras reveladas «ponen de manifiesto la magnitud de un problema creciente que amenaza la seguridad física de los vecinos y la calidad de suministro en zonas con alta concentración de fraude». Una situación que, sin duda, requiere de una respuesta integral y coordinada entre las autoridades competentes y las empresas del sector eléctrico.