En un inesperado movimiento, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos ha anunciado el retraso de la aplicación de algunas medidas arancelarias decretadas por el presidente Joe Biden sobre las importaciones de vehículos eléctricos, baterías y chips de computadoras procedentes de China. Esta decisión se produce en medio de un complejo panorama de tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
La introducción de estos nuevos aranceles, inicialmente programada para el 1 de agosto, se ha visto retrasada al menos dos semanas, mientras la administración revisa más de mil apelaciones recibidas. Este hecho evidencia la complejidad y el delicado equilibrio que deben mantener las autoridades estadounidenses al implementar dichas medidas.
Aranceles a Importaciones Chinas de Vehículos Eléctricos y Semiconductores
En mayo pasado, el Departamento de Comercio encabezado por Katherine Tai había anunciado que las medidas comerciales punitivas entrarían en vigor este próximo jueves 1 de agosto. Sin embargo, la misma oficina ahora admite que están revisando las apelaciones recibidas y esperan emitir una postura oficial a finales del próximo mes.
Hace un par de meses, el presidente Biden optó por mantener los aranceles establecidos por su predecesor, el republicano Donald Trump, al tiempo que aumentaba otras trabas comerciales. Estas incluyen cuadruplicar los derechos de importación a los vehículos eléctricos chinos a más del 100% y duplicar los aranceles a los semiconductores al 50%.
Estas medidas afectan a unos intercambios comerciales próximos a los 18.000 millones de dólares en productos chinos importados, entre ellos acero, aluminio, semiconductores, vehículos eléctricos, minerales críticos, placas fotovoltaicas y grúas. Según la Casa Blanca, una mayor parte de este monto proviene de las importaciones de baterías, que alcanzan los 13.200 millones de dólares previstos para 2023.
Impacto en Cadenas de Suministro y Seguridad Económica
Estados Unidos considera que China ha contribuido «con el robo de propiedad intelectual» al control de hasta el 90% de la producción mundial de insumos críticos para la industria tecnológica, de infraestructura y atención médica. Esto, según la Casa Blanca, «crea riesgos inaceptables para las cadenas de suministro de Estados Unidos y la seguridad económica», al tiempo que «contribuye a un creciente exceso de capacidad y de aumentos repentinos de las exportaciones de China que amenazan con dañar significativamente a Estados Unidos».
En este contexto, los aranceles sobre las baterías de iones de litio para vehículos eléctricos, así como sobre sus piezas, aumentarán del 7,5% al 25% este año, mientras que las baterías de iones de litio no utilizadas para vehículos eléctricos darán el mismo salto en 2026. Estas medidas buscan proteger a la industria estadounidense y reducir su dependencia de las importaciones chinas en sectores estratégicos.
En el último año, Estados Unidos importó bienes por valor de 427.000 millones de dólares de China, mientras que exportó 148.000 millones de dólares a la segunda economía del mundo. Este marcado desequilibrio comercial ha sido un foco de tensión entre ambos países, y las nuevas medidas arancelarias representan un intento de la administración Biden por reequilibrar estas relaciones.