La Iglesia Católica ha resaltado en repetidas ocasiones la importancia del papel de los ancianos en la sociedad, y es en este contexto que el Papa Francisco ha pedido una «nueva alianza entre jóvenes y ancianos» para conseguir una «sociedad fraterna». Esta llamada viene en el marco de la celebración de la fiesta de los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús, así como de la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos.
La Iglesia reconoce que los ancianos poseen una valiosa experiencia de vida que puede nutrir y enriquecer a las generaciones más jóvenes. Esta «nueva alianza» que propone el Pontífice busca establecer vínculos más fuertes entre las diferentes edades, favoreciendo el crecimiento mutuo y la construcción de una sociedad más solidaria y fraterna.
EL LLAMADO DEL PAPA FRANCISCO A UNA NUEVA ALIANZA
En un mensaje publicado a través de la red social ‘X’, el Papa Francisco señaló que «Necesitamos una nueva alianza entre jóvenes y ancianos, para que la savia de los que tienen a sus espaldas una larga experiencia de vida pueda regar los brotes de esperanza de los que están creciendo. Así aprendemos la belleza de la vida y logramos una sociedad fraterna«.
Esta llamada se enmarca en la celebración de la fiesta de los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María, y la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra cada año el cuarto domingo de julio.
En esta ocasión, el tema elegido por el Papa es «En la vejez no me abandones», buscando resaltar la importancia de acompañar y cuidar a los adultos mayores, que a menudo enfrentan el problema de la soledad.
El Pontífice subraya que «Dios no abandona a sus hijos, nunca» y que «las más ‘viejas’ son el cimiento seguro sobre el que pueden apoyarse las piedras ‘nuevas’ para construir todos juntos el edificio espiritual». Esto resalta la relevancia de los ancianos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
EL PAPEL DE LOS ABUELOS EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD
A lo largo de la historia, los Pontífices han resaltado en repetidas ocasiones el papel crucial de los ancianos en la Iglesia y la sociedad. Juan Pablo II, por ejemplo, durante su discurso a los grupos de personas mayores en 1984, subrayó que ser mayor es un privilegio, pues es «el período de las posibilidades concretas de reconsiderar mejor el pasado, de conocer y vivir más profundamente el misterio pascual, de convertirse en ejemplo en la Iglesia para todo el pueblo de Dios».
Por su parte, Benedicto XVI señaló, durante su visita a la residencia familiar ‘Viva gli anziani’ en 2012, que «quien acoge a los ancianos acoge la vida». Sin embargo, advirtió que «a menudo la sociedad, dominada por la lógica de la eficacia y del beneficio, no la acoge como tal; al contrario, a menudo la rechaza, considerando a los ancianos como improductivos, inútiles«.
Estas reflexiones de los Papas ponen de manifiesto la importancia que la Iglesia otorga a los ancianos y a la necesidad de valorar y cuidar a este sector de la población, que a menudo se ve marginado por una sociedad obsesionada con la productividad y el beneficio económico. La experiencia y la sabiduría de los mayores deben ser reconocidas y aprovechadas para construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna.
UNA OPORTUNIDAD PARA REFORZAR LOS VÍNCULOS INTERGENERACIONALES
La Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, instituida por el Papa Juan Pablo VI en 1969, busca precisamente fortalecer los lazos entre las diferentes generaciones, promoviendo el compromiso de toda la comunidad eclesial en esta tarea.
El Papa Francisco, al elegir el tema «En la vejez no me abandones» para este año, ha querido destacar el problema de la soledad que afecta a muchos adultos mayores, quienes a menudo se sienten olvidados o marginados por sus propias familias y la sociedad en general.
Esta celebración representa una oportunidad valiosa para que las comunidades eclesiales y la sociedad en su conjunto reflexionen sobre la importancia de acompañar y cuidar a los ancianos, estableciendo vínculos más sólidos entre las distintas generaciones. Solo a través de esta alianza podremos construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna, donde los mayores sean reconocidos y valorados por su sabiduría y experiencia.