Cada 25 de julio, la ciudad de Santiago de Compostela se engalana para celebrar el Día Nacional de Galicia. Esta festividad, llena de autoridades y tradición, atrae a cientos de curiosos de diferentes partes de España y del extranjero, quienes se congregan en la Praza do Obradoiro para presenciar el desfile militar y de autoridades que precede a la ceremonia de la Ofrenda al Apóstol Santiago.
Este año, el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Ángel Santalices, ha ejercido como delegado de Felipe VI en esta ceremonia religiosa, una responsabilidad que ha asumido en anteriores ocasiones. La ausencia del rey no ha pasado desapercibida, pero la solemnidad y el fervor de la celebración han sido evidentes a lo largo de la jornada.
La Presencia de las Autoridades en la Ceremonia
El Gobierno autonómico, encabezado por el presidente Alfonso Rueda, ha estado casi al completo en la ceremonia, a excepción de dos consejeros. Por su parte, de la Corporación municipal solo han participado los grupos de PP y PSOE, ya que la alcaldesa, Goretti Sanmartín, del BNG, no ha acudido a la ceremonia religiosa.
La llegada del presidente del Parlamento, en su papel de delegado regio, ha sido el momento más esperado, cuando ha posado ante la comitiva militar y posteriormente ha saludado a todas las autoridades presentes. Pese a ser un veterano en este tipo de ceremonias, Santalices ha tenido un breve momento de duda con respecto al protocolo, que ha sido resuelto por la alcaldesa.
La Participación del Público y el Recuerdo a los Marineros Fallecidos
Más allá de la presencia de las autoridades, el público asistente ha sido protagonista. Peregrinos, turistas y vecinos se han agolpado detrás de las vallas para presenciar el desfile y la interpretación del himno de España. Algunos incluso han expresado su «amor por todo lo militar».
La alcaldesa Goretti Sanmartín ha tenido palabras de recuerdo para los dos marineros gallegos y los otros dos desaparecidos en el naufragio del ‘Argos Georgia’, en las Islas Malvinas, evidenciando que esta celebración va más allá de lo institucional y se convierte en un espacio de diálogo y conexión con el mundo.
En definitiva, la Ofrenda al Apóstol Santiago es una tradición arraigada en Santiago de Compostela, que cada año reúne a autoridades, peregrinos y curiosos en torno a una celebración que refleja la identidad y el orgullo gallego. A pesar de la ausencia del rey, la solemnidad y el fervor de la ceremonia han quedado patentes, convirtiendo este evento en un momento de unidad y conmemoración para toda la comunidad.