La investigación judicial sobre la muerte de dos soldados en un ejercicio militar en la base de Cerro Muriano ha arrojado nuevas revelaciones que apuntan a una grave falta de medidas de seguridad y negligencia por parte de los altos mandos militares implicados.
Según los abogados que representan a las familias de los fallecidos, el capitán Ignacio Zúñiga Morillas y el teniente Jaime Tato Garrido, quienes comparecieron recientemente ante el Tribunal Militar Segundo, han admitido serias irregularidades en la organización y ejecución de dicho ejercicio.
El teniente Tato Garrido reconoció que al soldado Carlos León Rico se le había impuesto un «castigo» consistente en transportar una «mina simulada» en su mochila durante la maniobra, lo que le habría supuesto un mayor peso y dificultad al cruzar el lago.
Por su parte, el capitán Zúñiga Morillas habría reconocido su «total irresponsabilidad y negligencia» al organizar y poner en práctica este ejercicio, admitiendo que «nunca» antes había realizado un ejercicio de cruce de espacio acuático en el que «no se hiciera pie«, como era el caso de este lago artificial de Cerro Muriano.
El Papel de la Plana Mayor Militar
Además, ha quedado acreditado que la plana mayor militar, es decir, los altos mandos investigados en esta causa, «conocían desde un mes antes el plan de ejercicio» para la tropa, incluyendo esta fatídica maniobra. Sin embargo, no requirieron al capitán y al teniente «ni desarrollo ni concreción de las pruebas«, lo que refleja, según los letrados, una «tremenda falta de seguridad que no es fruto de la causalidad«.
El juez instructor del caso ha señalado en su auto que, en relación al ejercicio en el lago artificial, el capitán Zúñiga «no hizo apreciación o valoración alguna respecto de aspectos muy importantes para realizar el ejercicio de forma segura y correcta», como la profundidad del tramo a recorrer, la necesidad de nadar o el uso de medios de flotación por parte de los participantes.
Tampoco «se advirtió nada en este sentido ni por el jefe de la Plana, ni por el coronel jefe de Regimiento al momento de realizar la labor de supervisión y autorización del ejercicio«.
Falta de Supervisión y Negligencia Generalizada
Según el juez, la maniobra fue emprendida «sin contar con las medidas de seguridad necesarias para su realización«, un extremo que «pasó inadvertido tanto por el capitán Zúñiga al momento de su planificación, como por sus superiores al momento previo de su ejecución, pues no hubo supervisión alguna en este sentido ni por el teniente coronel José Luis Zanfaño Hidalgo ni tampoco por el coronel Daniel Ángel Tostón Méndez».
Incluso, el juez señala que «tampoco existió supervisión alguna al momento de su ejecución (del ejercicio), lo que competía al jefe del Regimiento La Reina, el coronel Manuel Navarro González«, quien relevó en el mando al coronel Tostón apenas unos días antes de la tragedia.
En definitiva, la investigación judicial ha desvelado una cadena de negligencias y faltas de seguridad a diversos niveles de la jerarquía militar, que habrían desembocado en la muerte de los dos soldados y en las heridas sufridas por otros efectivos durante este fatídico ejercicio.