La práctica del kárate se ha revelado como una herramienta poderosa para mejorar la capacidad de autocontrol y el establecimiento de límites en personas con discapacidad intelectual, trastornos de conducta y trastorno límite de la personalidad. El programa desarrollado por el Centro San Juan de Dios en Ciempozuelos, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, demuestra cómo esta disciplina marcial puede generar un cambio positivo en estos individuos, ayudándoles a gestionar mejor sus emociones y a relacionarse de forma más adaptativa con su entorno.
Transformando Vidas a Través del Kárate
Alejandro, José Manuel y Rafael, miembros del equipo «San Cobra Kai», han experimentado en carne propia los beneficios del programa de kárate implementado en el Centro San Juan de Dios. Ellos declaran que, desde que se unieron al equipo, han logrado un mayor control sobre sus impulsos, se comportan mejor y se sienten mucho más motivados para realizar diferentes actividades. Incluso afirman sentirse más seguros de sí mismos.
El psicólogo del centro, Eduardo Guevara, explica que este programa está diseñado para que las personas con discapacidad intelectual y problemas de conducta desarrollen estrategias de autocontrol y asunción de límites a través de la práctica y el aprendizaje de las artes marciales. Además, buscan que estos aprendizajes se generalicen a sus relaciones interpersonales en la vida cotidiana.
Abordando los Trastornos Emocionales y de Comportamiento
El programa San Cobra Kai se divide en dos módulos fundamentales: una primera parte de debate y participación, donde los usuarios analizan situaciones conflictivas presentadas en la serie Cobra Kai, y una segunda parte de entrenamiento en kárate, durante la cual practican ejercicio físico y adquieren los valores y la filosofía que engloban a este arte marcial.
Según Guevara, este enfoque educativo busca instaurar nuevos comportamientos más adaptativos que sustituyan las conductas problemáticas, a través de un proceso de regulación emocional basado en las artes marciales. Cabe destacar que, si bien el kárate se ha utilizado anteriormente en personas con discapacidad, esta es la primera vez que se realiza un programa que combine el entrenamiento con el visionado de una serie para identificar actitudes y comportamientos con la realidad del día a día.
Resultados Prometedores y Nuevas Perspectivas
Después de implementar el programa, los datos recopilados mostraron resultados prometedores, logrando una reducción significativa en los comportamientos agresivos evaluados. Esto abre nuevas perspectivas en el abordaje y tratamiento de los problemas de regulación emocional en personas con discapacidad intelectual.
Las artes marciales, al estar íntimamente ligadas a sistemas filosóficos y códigos de conducta, pueden favorecer el desarrollo de comportamientos de respeto, fijación de límites, autocontrol y regulación emocional, lo que se traduce en un comportamiento más adaptativo. Además, la literatura ha revelado que los aprendizajes obtenidos durante el entrenamiento pueden ser generalizados a otros ámbitos de la vida de la persona, influyendo positivamente en sus valores y en el respeto hacia los demás.
En conclusión, el programa de kárate desarrollado por el Centro San Juan de Dios demuestra cómo esta disciplina marcial puede ser una herramienta transformadora en la vida de personas con discapacidad intelectual, trastornos de conducta y trastorno límite de la personalidad. Al promover el autocontrol, el establecimiento de límites y la regulación emocional, el kárate se presenta como una valiosa alternativa en el abordaje de estas condiciones, abriendo nuevas perspectivas en el campo de la salud mental y la integración social.