En los últimos años, el sector sanitario de Cataluña ha experimentado un preocupante aumento en el número de agresiones físicas y verbales hacia su personal. Según los datos proporcionados por el conseller de Salud en funciones, Manel Balcells, estas incidencias han crecido un 13% desde 2020, lo cual refleja una tendencia alarmante que requiere una acción concertada para abordar esta problemática.
Las agresiones, tanto de carácter verbal como físico, se han intensificado principalmente en los ámbitos de la Atención Primaria y los hospitales, afectando a una amplia gama de profesionales, desde personal administrativo hasta médicos y auxiliares de enfermería. Esta situación, enmarcada en un contexto de mayor agresividad en la sociedad, ha generado un entorno de trabajo hostil y pone en riesgo la seguridad y el bienestar del personal sanitario.
Abordando las Agresiones en los Centros de Salud
Las Agresiones Verbales, una de las principales preocupaciones, se han acentuado especialmente en los centros de Atención Primaria, donde el personal administrativo y los médicos se han visto expuestos a este tipo de incidentes. Ante esta realidad, el gobierno catalán ha implementado «planes de actuación conjuntamente con los Mossos» para abordar esta problemática y mantener la seguridad en estos puntos más conflictivos, incluyendo la presencia de guardias de seguridad.
La Violencia Física, por otro lado, también se ha visto reflejada en los entornos hospitalarios, como lo ocurrido recientemente en el Hospital Josep Trueta de Girona y el Hospital Universitario de Terrassa. En este último caso, un grupo de personas irrumpió en el paritorio mientras una mujer recibía asistencia durante un parto con «complicaciones vitales», agrediendo a varios médicos. El conseller ha calificado este suceso como «intolerable» y ha enfatizado la necesidad de evitar que se repitan este tipo de incidentes.
Promoviendo la Seguridad y el Respeto en el Sistema Sanitario
Para abordar esta problemática, el gobierno catalán ha implementado medidas en colaboración con las fuerzas de seguridad, reconociendo la necesidad de una acción coordinada para garantizar la seguridad y el bienestar del personal sanitario. Estas iniciativas, si bien son un paso en la dirección correcta, deben ir acompañadas de una mayor concienciación y sensibilización pública sobre la importancia de respetar y valorar el trabajo de quienes se dedican a la atención de la salud.
Además, es fundamental que se fortalezcan los mecanismos de denuncia y de apoyo a las víctimas, de manera que el personal sanitario se sienta respaldado y empoderado para hacer frente a estas situaciones. Solo a través de un abordaje integral y la participación de todos los actores implicados, podremos lograr un sistema sanitario más seguro y respetuoso, donde los profesionales puedan desempeñar sus labores sin temor a sufrir agresiones.